El cansancio del Papa tal vez se debió al esfuerzo realizado hoy
para llegar a esta ciudad distante de Bratislava 400 kilómetros.
Tuvo que viajar en avión durante una hora (hasta Kosice, la segunda
ciudad más importante del país) y allí subir a un automóvil en el
que recorrió 65 kilómetros hasta llegar a esta zona minera.
Un equipo médico dotado con un aparato desfibrilador, usado para
casos de paradas cardiacas, y con varios maletines con material
médico viajó en el avión y siguió al Papa durante la visita.
A su llegada al Campo Podrakos, una colina, anfiteatro natural
en las afueras de la ciudad, lugar de la misa, presentaba peor
aspecto que el que tuvo ayer durante su visita a Banska Bystrica.
Le costó leer, se perdió entre las líneas y su voz era muy
débil.
Conforme avanzó la ceremonia se fue recuperando, llegando
incluso a cantar algunas notas. Al igual que en días pasados, ayer
sólo leyó un par de párrafos de su discurso -los referentes a los
saludos-, prosiguiendo con el resto el cardenal eslovaco Jozef
Tomko, presidente emérito de la Congregación para la Evangelización
de los Pueblos, uno de los dos cardenales con que cuenta
Eslovaquia.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.