Juan Pablo II, de 83 años, cuyo estado de salud se ha debilitado
de manera alarmante en los últimos meses, se limitó a enviar vía
audio desde su residencia estival de Castelgandolfo (a 33
kilómetros al sur de Roma) un mensaje a los cerca de 15.000 fieles
reunidos en el Aula Pablo VI del Vaticano, a los que bendijo y les
dijo que «sentía» no poder estar con ellos.
«Queridos hermanos y hermanas os envío a todos un cordial
saludo. Siento no poder estar con vosotros en la tradicional
audiencia semanal. Os llevo a todos en el corazón y os bendigo»,
dijo el obispo de Roma.
Tras el saludo, el Papa bendijo en latín, con la voz temblorosa,
lo que después se comprobó al ver las imágenes en televisión.
Juan Pablo II estaba sentado en una capilla del palacio
apostólico. Se le vio cansado, con la cabeza agachada, la voz débil
y dando muestras de sufrimiento.
La «indisposición intestinal», según informó el portavoz
vaticano, Joaquín Navarro Valls, la padece desde la tarde del
martes y los médicos que le atienden le sugirieron que anulase
todos los compromisos previstos, entre ellos la audiencia de hoy
(por ayer), que le hubiera obligado a trasladarse en automóvil
desde Castelgandolfo hasta el Vaticano.
Navarro Valls dijo también que se mantiene el programa de los
próximos días, que contempla un viaje de Juan Pablo II a Pompeya,
en el sur de Italia, el 7 de octubre para postrarse ante la Virgen
del Rosario, en el final del Año del Rosario.
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