El Papa, durante la audiencia privada concedida a la presidenta de Filipinas.

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EFE-EL VATICANO
El papa Juan Pablo II, de 83 años, reanudó este sábado sus actividades después de los problemas intestinales que le aquejaron a principios de semana y recibió en audiencia a la presidenta de Filipinas, Gloria Arroyo, antes de celebrar una misa en memoria de sus predecesores Pablo VI y Juan Pablo I, fallecidos hace 25 años. La audiencia en la que recibió a Arroyo a última hora de la mañana duró unos diez minutos. El Santo Padre recibió a su invitada en pie delante de su sillón, sostenido por su secretario personal, monseñor Stanislaw Dziwisz, y por otro prelado.

Tras la audiencia privada, Juan Pablo II fue a saludar a las personalidades que acompañaban a la presidenta de Filipinas, entre las que se encontraba su esposo que llevaba en brazos a su hijo de pocos meses. El Papa acarició y bendijo con ternura al pequeño. Pálido, hablando muy poco, el Santo Padre prácticamente se limitaba a gesticular. A última hora de la tarde, tenía previsto hacer su primera aparición pública desde el pasado domingo para presidir en la Basílica de San Pedro la misa en honor de sus dos antecesores, que oficiará el decano del colegio de cardenales, Joseph Ratzinger, y pronunciar la homilía.

Muy debilitado tras el duro viaje a Eslovaquia que hizo del 11 al 14 de septiembre, el Papa fue víctima el martes de problemas intestinales y tuvo que anular la audiencia general de los miércoles. Para acallar las especulaciones y los rumores que lo dan por moribundo, Juan Pablo II intervino en directo en la radio durante la audiencia y el Vaticano dio a los canales de televisión imágenes de su intervención. El Papa apareció muy pálido y, al finalizar su bendición, dio un largo suspiro como si quisiera recuperar la respiración.