La abogada iraní, de 56 años, dedicó la parte central de su
discurso a censurar indirectamente el comportamiento de Estados
Unidos y sus aliados, así como las interpretaciones interesadas que
del Islam hacen los sectores conservadores.
Ebadi recalcó que si se defienden la democracia y los derechos
humanos no se puede «pensar únicamente de forma egoísta en la
propia seguridad y comodidad», y que sólo respetando la
independencia política y la integridad territorial se pueden
impulsar los derechos humanos en el mundo musulmán. La premiada
recibió el galardón del presidente del Comité Nobel Noruego, Ole
Danbolt Mjoes, en una ceremonia presidida por el príncipe Haakon
-en lugar del rey Harlad V, convaleciente de una operación-, su
esposa, la princesa Mette Marit, y la reina Sonia.
Así, aseguró que algunos Estados habían violado los derechos
humanos y la legislación internacional y que estaban utilizando los
acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 y la lucha contra el
terrorismo internacional como pretexto para crear regulaciones que
limitan estos derechos, así como tribunales especiales.
Ebadi se mostró preocupada por que los derechos humanos sean
conculcados no sólo por sus «reconocidos oponentes», sino también
en las democracias occidentales y en países que estuvieron entre
los impulsores de la ONU y de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos, que hoy cumple 55 años.
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