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Los meses de la Navidad, diciembre y enero, y los de verano, entre julio y septiembre, son las épocas del año en que mayor número de parejas decide romper. Estos son los datos aportados por un estudio realizado por el psicólogo y sexólogo Antoni Boliches, quien, en el caso concreto de lo que denomina el «síndrome navideño de la pareja» achaca las separaciones a que las discrepancias del resto del año se agudizan en estas fechas, especiales para unos y melancólicas para otros.

La mujer suele tomar la iniciativa en una ruptura. Según los datos de este informe, así sucede en un 55 por ciento de los casos, por un 25 por ciento de los hombres y un 20 por ciento en que la separación se produce de mutuo acuerdo.

El doctor Bolinches asegura que las separaciones en Navidad se debe a las discrepancias asociadas a la forma, lugar, manera y personas con las que las dos partes de una pareja desea compartir estas fechas. «Las discrepancias del año se agudizan como consecuencia de la disfuncionalidad entre lo que desearía hacer una parte y lo que querría la otra», explicó.

El estudio que ha realizado durante los últimos diez años se circunscribe a las 503 parejas que trató en el Instituto Psicológico Antoni Bolinches. De todas ellas, 379 superaron la crisis que vivían y 124 decidieron separarse definitivamente. El 22 por ciento de las rupturas se produjo entre los meses de diciembre y enero, periodo sólo superado por los meses de verano, con un 36 por ciento.

Septiembre, el mes tradicional de final de vacaciones y vuelta al trabajo encabeza el ránking de separaciones, con un 16 por ciento. El doctor Bolinches asegura que durante el periodo estival se produce «una saturación convivencial» en las parejas que se ven «obligados a compartir» las vacaciones y que durante el resto del año se caracterizan por su «distanciamiento emocional».

Existen, según el informe, diferentes tipos de parejas que se separan. Así, las «parejas divergentes» son aquellas que en sus 15 o 20 años de convivencia han evolucionado de forma distinta. «Tienen sus propios intereses y durante el resto del año están instalados en sus respectivos proyectos vitales con la autonomía suficiente como para que la convivencia resulte más o menos cómoda», explicó Bolinches.