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EFE - DELFT
La reina madre Juliana de Holanda, cuyo funeral se celebró ayer en la ciudad holandesa de Delft, deseaba que el acto se centrase en «la paz y en que la gente no debe temer a la muerte», dijo durante la ceremonia la sacerdotisa Welmet Hudig-Semeijns.

Hudig-Semeijns, perteneciente a una corriente conocida en Holanda como «remonstrantes» -que se escindió de la Iglesia protestante en 1619-, acompañó a la reina Juliana como guía espiritual durante los últimos años de su vida.

Es la primera vez que un funeral real es oficiado por una mujer sacerdote que no pertenece a la corriente protestante oficial.

La que fuera monarca de Holanda entre 1948 y 1980, cuando abdicó en su hija Beatriz, falleció el pasado sábado a los 94 años debido a una infección pulmonar.

Al funeral asistieron el rey don Juan Carlos y una gran parte de la realeza europea, además de la de Marruecos, Tailandia, Japón y Jordania.

La sacerdotisa recordó que la princesa Juliana «sabía lo que significaba la muerte», por lo que escogió que el blanco fuese un color que predominase en la ceremonia.

No solamente la catedral estaba decorada con flores blancas, sino que sus hijas, la reina Beatriz y sus tres hermanas, así como gran parte de sus nietas o esposas de nietos estaban vestidas o llevaban complementos de ese color, y su esposo una flor en la solapa.

Los nietos de la princesa iniciaron la ceremonia encendiendo velas que rodeaban su féretro a la vez que recitaban citas bíblicas relacionadas con la luz.