El aumento de renta disponible ha motivado cambios en los hábitos de consumo.

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La compra de cada día se hace más complicada para las familias con menores recursos. Las familias con menor renta han visto encarecer su cesta de la compra más que la de aquellos hogares que disfrutan de mayores recursos económicos.

El 30 por ciento de los hogares españoles de menor nivel de renta han soportado un incremento de la inflación acumulada, entre 2001 y 2003 del 10,9%, mientras que para el 30% de los hogares de mayor nivel de renta este incremento ha sido inferior, del 9,8%.

Esto se debe a que las familias con rentas más bajas, que habitualmente consumen un mayor número de bienes básicos como alimentación o bebidas, han sufrido de forma especial los aumentos de precios que éstos han registrado en los últimos meses, según el último informe de coyuntura de Caixa de Catalunya.

La mayor pérdida de poder adquisitivo de los hogares con menores ingresos se debe a que, en función del nivel de renta de las familias, se consume más unos productos que otros. Así, a medida que aumentan los ingresos, la proporción de consumo de productos básicos como alimentación, bebidas, tabaco y vivienda disminuye.

El aumento de renta disponible de los hogares ha motivado modificaciones en los hábitos de consumo de las familias españolas. Así se alejan de los bienes de primera necesidad y se incrementa el consumo de equipamiento del hogar, vestido y calzado, transporte, ocio y cultura, enseñanza y hostelería.

Concretamente el 10% de los hogares más pobres dedicaba en 2000 el 67% del total de su gasto repartido entre alimentos y bebidas no alcohólicas (40,2%), gastos asociados a los alquileres y vivienda (19,3%), comunicaciones (5%) y bebidas alcohólicas y tabaco (2,5%).