TW
0

M. DIAZ/EFE
El Gobierno ha regalado al Príncipe de Asturias y a Doña Letizia Ortiz con motivo de su boda una edición de 1789 del libro «Las Siete Partidas», de Alfonso X El Sabio, mientras que el jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero y su esposa les han obsequiado con una escultura de Rafael Canogar.

«Cabeza mallorquina» se llamó así como homenaje al museo palmesano, «ya que fue creada expresamente para instalarla allí». Las cabezas de Canogar en escultura son un tema que ya he dejado, «pero al que, de cuando en cuando, me apetece volver». No será la única obra suya que disfrute el Príncipe; el artista, que se considera más «pintor que escultor», recordaba que «detrás de la mesa de su despacho hay un cuadro mío de gran formato». Canogar, Palazuelo, Martín Chirino son grandes nombres del arte español contemporáneo que, con motivo de la boda, se han incorporado a la colección del Heredero. «Supongo que las instituciones les regalan obras de arte porque es más fácil acertar que con una vajilla inmensa», decía ayer el artista.

Fuentes del Gobierno informaron ayer de que la escultura de Canogar regalo de Rodríguez Zapatero y su esposa, Sonsoles Espinosa, se denomina «Cabeza mallorquina», está hecha en bronce y tiene unas dimensiones de 45X40X60 centímetros.

Canogar, quien ha realizado la escultura este mismo año, es un pintor, escultor y grabador de renombre internacional nacido en Toledo en 1935 y ha sido discípulo del pintor Daniel Vázquez Díaz y miembro fundador del grupo informalista «El Paso».

El teléfono del pintor y escultor Rafael Canogar, en su estudio madrileño, no paraba ayer de sonar. Una de sus obras formará parte de la colección de obras de arte del Príncipe y Letizia Ortiz. La pieza, titulada «Cabeza mallorquina», es un estudio de la que se puede ver en una de las terrazas de Es Baluard, una obra monumental en acero cortén de 420 x 252 x 310 cms. Canogar, que a lo largo de su vida a utilizado la cabeza como motivo de su trabajo escultórico, apuntaba ayer que «como ya he comentado otras veces, la cabeza, viene a ser una recuperación de la memoria y de la vanguardia de la historia, de la representación primera o última del hombre» y siempre un homenaje a Julio González, el escultor «que fue vanguardia».