Carmina Ordóñez, de 49 años, fue encontrada muerta ayer por la
mañana en la bañera de su domicilio madrileño con un golpe en la
cabeza, ya que al parecer resbaló por causas desconocidas. Su
cuerpo fue encontrado en posición de cúbito supino y en una mano
tenía una esponja. La policía no halló nada revuelto ni desordenado
en la casa. Su cadáver fue encontrado por una asistenta o amiga a
mediodía.
Su hijo Fran Rivera canceló la corrida en la Línea de la
Concepción y viajó a Madrid. Allí fue desde Huelva su otro hijo
Julián Contreras, hijo del cantante del mismo nombre. Por su parte,
su hijo Cayetano Rivera y su hermana Belén llegaron al domicilio
nada más conocer la noticia.
«Ella estaba fenomenal», declaró su representante García Pelayo,
que la vio la tarde antes de su muerte. Un familiar reveló la
existencia de varios SMS recibidos el jueves por varios miembros de
la familia en los que Carmina les decía: «Muchos besos. Que paséis
un buen verano» y pedía que trasladaran sus deseos a otros
familiares.
En los últimos años de su vida, Carmina reconoció que había
tenido problemas y que abusaba de las pastillas para poder dormir e
ingresó por voluntad propia en varias clínicas de
desintoxicación.
Su último marido, el bailarín Ernesto Neyra, declaraba sentirse
«impactado por la noticia» de la muerte de la que fue su mujer
durante tres años y aunque reconoció que la última etapa de su
matrimonio fue «turbulenta», lamentó su muerte pero dijo que no
acudiría al funeral. Neyra agregó que no mantenía ningún vínculo
con la familia de la fallecida, quien había presentado contra él
una querella por un presunto delito de malos tratos, que no
prosperó.
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