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La mera presencia de una determinada cantidad de droga en la sangre de una persona arrestada por la policía se convertirá en delito en el Reino Unido, según una nueva propuesta legislativa que da mayores poderes a las fuerzas del orden para efectuar detenciones.

Esa propuesta, parte de una serie de medidas del Gobierno británico a la que la Reina Isabel II dará lectura en su discurso del Trono, permitirá procesar por posesión de drogas a alguien que dé positivo en las pruebas a que le someta la policía tras detenerlo. Con la legislación actual, la policía sólo puede efectuar una prueba de ese tipo a un detenido cuando haya sido formalmente de un delito.

Según grupos de defensa de los derechos humanos, se trata de leyes «draconianas» y polémicas aunque sólo sea porque algunas drogas como el cannabis pueden permanecer durante días en la corriente sanguínea. El Gobierno quiere dirigir todas sus baterías contra más de 200.000 consumidores habituales de droga, sobre todo cocaína y heroína, a los que atribuye el grueso de la delincuencia en este país, a fin de forzarlos a someterse a tratamiento.