La Comisión Europea presentó ayer una propuesta de directiva
para crear un mercado de pagos único en la UE que prevé obligar a
los bancos a ejecutar todas las transferencias electrónicas en
territorio comunitario como máximo un día después del momento en
que hayan sido ordenadas por el cliente (D+1). Esta exigencia se
aplicaría siempre que no sea necesario un cambio de divisa.
La medida ha provocado ya la protesta de los bancos, que
consideran que les generará demasiados costes. La Asociación
Europea de Bancos Públicos señaló que «un plazo tan corto no es
realista y no tiene en cuenta las infraestructuras transfronterizas
existentes». Las entidades bancarias piden al menos 3 días.
El comisario de Mercado Interior, Charlie McCreevy, replicó que
la norma «no está diseñada sólo para la industria sino para hacer
más fáciles y más baratas las transacciones para todo el mundo en
Europa».
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