«Hombre moderno, adulto y, sin embargo, a veces débil en el
pensamiento y en la voluntad, ¡déjate llevar de la mano por el Niño
de Belén, no temas, fíate de El! La fuerza vivificante de su luz te
alienta a comprometerte en la construcción de un nuevo orden
mundial fundado sobre relaciones éticas y económicas justas»,
afirmó Joseph Ratzinger en el tradicional -para él nuevo- Mensaje
de Navidad.
Ante varias decenas de miles de personas reunidas en la plaza de
San Pedro en una mañana fría, lluviosa y desapacible, el Pontífice
exhortó a los pueblos a ser una «familia» llamada a construir
vínculos de confianza y ayuda mutua.
«Una humanidad unida podrá afrontar los numerosos y preocupantes
problemas del momento actual: desde la acechanza terrorista a las
condiciones de pobreza humillante en la que viven millones de seres
humanos, desde la proliferación de las armas a las pandemias y al
deterioro ambiental que amenaza el futuro del planeta», precisó el
Papa.
En un mensaje en el que la palabra más pronunciada fue «paz», el
obispo de Roma alentó a los hombres a trabajar por la paz y el
desarrollo integral de Africa, «oponiéndose a las luchas
fratricidas», y lograr así -subrayó- la consolidación de los
procesos políticos todavía frágiles.
Joseph Ratzinger no olvidó la tragedia de Darfur y pidió que se
salvaguarden los más elementales derechos humanos de las personas
que se encuentran en trágicas condiciones, como los habitantes de
esa región sudanesa y de otras regiones de Africa Central.
Tampoco olvidó América Latina y Benedicto XVI, que tiene
previsto viajar a Brasil en mayo de 2007, hizo votos para que los
pueblos de esa zona vivan «en paz y concordia».
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