Tras confiar en que otros países de la UE sigan el ejemplo de
España (los socios comunitarios tienen de plazo hasta finales de
abril para comunicar a la Comisión Europea si deciden terminar con
las trabas impuestas hace dos años), Zapatero aseguró no temer que
haya un avalancha en España de trabajadores del Este europeo.
Zapatero hizo este anuncio a su homólogo de Polonia, Kazimierz
Marcinkiewicz, durante la III cumbre hispano-polaca, celebrada ayer
en Granada, e informó de ella en la conferencia de prensa que ambos
mandatarios ofrecieron al término de su entrevista.
El jefe del Ejecutivo mostró su convencimiento de que la
decisión de permitir la libre circulación de trabajadores de los
países de la ampliación, entre ellos Polonia, será muy positiva
para ellos, para toda la Unión Europea y para la economía y el
mercado laboral de España.
Hasta ahora, los quince socios que formaban la UE antes de la
ampliación, excepto el Reino Unido, Irlanda y Suecia, impedían la
entrada de trabajadores de los últimos en formar parte de la Europa
comunitaria.
Añadió que esos posibles temores se disipan con los hechos y se
preguntó cómo no van a tener los trabajadores polacos libertad de
entrada en el resto de países de la UE si Polonia es ya socio
comunitario de pleno de derecho.
El primer ministro polaco dio repetidamente las gracias a
Zapatero por su «valiente decisión» de abrir España a los
trabajadores de su país y del resto de socios comunitarios de la
última ampliación, y consideró que permite «una nueva libertad,
igualdad y solidaridad».
También se mostró convencido de que este paso está cargado de
«simbología política» y es bueno no sólo para su país, sino también
para España. Las política comunitaria de inmigración fue tratada
también en la cumbre, y España ofreció asesoramiento a Polonia en
la gestión de los fondos que reciba de la UE.
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