Benedicto XVI abandonó Valencia a bordo de un avión de Iberia, a las 13.08 horas, tras una visita, la primera como Papa a España, que se prolongó durante casi 26 horas.
Luego, en «papamóvil», volvió a la Ciudad de las Artes y las Ciencias -donde el sábado estuvo con las familias hasta la medianoche- para oficiar una misa que, a lo largo de dos horas, contó con numerosas participaciones y testimonios de fieles y, a continuación, rezar el ángelus. La misa contó con la asistencia de los Reyes, que saludaron al Pontífice a su llegada al altar erigido en el puente de Monteolivete, y también del presidente valenciano, Francisco Camps, y de la alcaldesa de la capital, Rita Barberá.
En su segunda y última jornada en Valencia, Benedicto XVI provocó un entusiasmo y una algarabía popular similar a las de ayer.
La única institución que hizo público un cálculo del número de asistentes a los actos protagonizados por el Papa fue el Ayuntamiento de la ciudad, que cifró en un millón y medio el número de personas presentes en calles, plazas y jardines de todo el perímetro urbano de la capital valenciana.
El Santo Padre anunció, tras la misa, que el próximo Encuentro Mundial de las Familias, el sexto, será en Ciudad de México, en 2009.
El fuerte calor obligó a los peregrinos a utilizar gorras y abanicos y a usar las abundantes zonas de agua que se han establecido en la flamante y ultramoderna Ciudad de las Artes y las Ciencias.
De entre toda la multitud congregada alrededor del Papa, sólo 19 personas tuvieron que ser evacuadas del antiguo cauce del río Turia para ser atendidas en hospitales por lipotimias, crisis de ansiedad o ataques de hipoglucemia, aunque ninguna reviste gravedad ni ha precisado ingreso en los centros sanitarios.
La segunda jornada del Papa fue menos intensa, al ser más corta y estar ya libre de las polémicas que existen alrededor de las diferencias de criterio entre la Iglesia católica y el Gobierno español.
Comenzó el Papa su jornada en el Palacio Arzobispal con la audiencia, a las 08.00 horas, con el patronato organizador del V Encuentro Mundial de las Familias, integrado por el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, y la alcaldesa de la ciudad, Rita Barberá, entre otros representantes institucionales.
Por el Gobierno de España asistieron el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, y el titular de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, con cuya presencia el Ejecutivo ha estado «perfectamente representado», según afirmó la vicepresidenta, María Teresa Fernández de Vega, para zanjar la polémica sobre la ausencia en la misa del presidente, José Luis Rodríguez Zapatero.
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