El negocio derivado de la fuerte demanda experimentada en los últimos años de asistencia sociosanitaria a las personas mayores que no puede ser satisfecha de forma conveniente por su entorno familiar parece haber entrado en una nueva fase menos boyante.
La creciente oferta y la consiguiente rivalidad en precios parece explicar esta ralentización en la expansión del sector.
Esa es la conclusión a la que ha llegado un estudio que cifra en un 6,1 por ciento el incremento del negocio de las residencias de ancianos durante el año 2005, con una facturación de 2.000 millones de euros, tras cinco años de incrementos anuales que se han situado en torno al 12 por ciento.
La consultora DBK ha detectado que durante el año pasado el número de residencias en funcionamiento se situó en 4.770, lo que supone 75 más que en 2004, año en el que sin embargo se abrieron hasta 111 nuevos centros.
Este factor, unido a la dificultad para mantener el nivel de ocupación en determinadas zonas y la creciente rivalidad en precios explican la tendencia creciente a la ralentización.
Del total de residencias que estaban en funcionamiento el año pasado, 3.721 eran de titularidad privada, y de éstas 2.540 de iniciativa mercantil y 1.093 de iniciativa social. Las 1.049 restantes correspondían de titularidad pública.
Precisamente fue el sector público de residencias para la tercera edad el que protagonizó mayor dinamismo el año pasado, con un incremento de negocio del 11 por ciento y superando las 47.000 plazas. Sin embargo, el sector privado mantiene su hegemonia en esta actividad asistencial de creciente demanda, con 166.325 plazas y un crecimiento en torno al 3,5 por ciento.
Cinco empresas privadas absorben un 10,4 por ciento del mercado total de residencias geriátricas en todo el territorio nacional. Se trata de las entidades Grupo Ballesol, Mapfre Quavitae, AMMA-Gerogestión, Grupo Sar y Sanitas Residencial.
DBK estima que el sector mantenderá en los próximos años crecimientos en torno al 6 por ciento, con incrementos de oferta de plazas del 4 por ciento en el sector privado, y alrededor del 10 en las concertadas.
Los grandes grupos consolidarán sus planes de expansión gracias al incremento del concierto con los servicios sociales públicos, mientras los pequeños operadores encontarán mayores dificultades para la supervivencia, debido a una clima de creciente rivalidad.
La clave en el aumento progresivo de la demanda social de servicios de asistencia sociosanitaria a las personas mayores hay que buscarla en factores tanto socio-económicos como culturales, que condicionan el ámbito en el que deben desarrollarse las condiciones adecuadas para procurar su bienestar, y que no siempre pueden ser satisfechas de forma asumible por su entorno familiar.
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