Bono, el cantante de U2, en un hogar de niños afectados por el sida en Suráfrica.

TW
0

Cerca el 99 por ciento de las madres infectadas por el virus del sida no están tomando los medicamentos necesarios para evitar que la enfermedad se extienda a los fetos, dando lugar a «un ciclo de negligencia» que afecta a más de 4,2 millones de niños en el oeste y en el centro de Àfrica.

Según Unicef, cuando los padres fallecen de sida, los niños sufren de ansiedad extrema, faltan a clase y pasan hambre. Además, «los esfuerzos en favor de los huérfanos en la región son muy, muy inadecuados», lamentó Cheick Tidiane Tall, director de Africaso, una de las redes de coordinación para ONG más grandes de Àfrica.

Según el fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), sólo el 1,3 por ciento de las mujeres embarazadas e infectadas con el virus en esas regiones tiene acceso a los retrovirales que podrían impedir que los niños contrajeran el virus, comentarios recogidos por la agencia de noticias de la ONU, IRIN.

Como resultado de estas políticas, cerca de 22.000 bebés nacen al año infectados en el centro y en el oeste de Àfrica, y menos del uno por ciento reciben terapia retroviral. Las últimas cifras señalan que cerca de 680.000 niños menores de 14 años se encuentran infectados en esa parte del continente a finales de 2005, y cada año resultan afectados 22.000 niños más.

De acuerdo con Naciones Unidas, 4,2 millones de niños han quedado huérfanos a causa el sida, en una región percibida comúnmente como uno de los lugares con menor esperanza de vida del continente. Mas de la mitad de estos niños residen en Nigeria, donde Unicef estima que cerca de casi dos millones de niños han perdido a uno o ambos padres a causa del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, más que en ningún país de Àfrica.