Un total de 5.300.000 mujeres en España se dedican al cuidado informal (atención altruista y no remunerada) de personas dependientes, lo que representaría el 4,62 por ciento del PIB y el 9,05 por ciento del empleo.
Éstas son algunas de las conclusiones que refleja el estudio «Cuidados a personas dependientes. Valoración económica», realizado por el Instituto de la Mujer y presentado ayer por la directora general del Instituto, Rosa María Peris, quien advirtió que la Ley de Dependencia «no sufrirá variaciones» pese al «momento complicado» económico que vive el país. El análisis también demuestra que los cuidados se dirigen, por un lado, a mayores dependientes, casi el 60 por ciento mujeres y, por otro, a los niños y las niñas menores de tres años, que representan el 4,2 por ciento de la población.
La mujer normalmente realiza las actividades más cercanas a la intimidad de la persona dependiente, definidas como «básicas», tales como asearse, comer, usar el servicio, vestirse, y, sin embargo, el varón suele realizar actividades como hacer gestiones, administrar el dinero e ir al médico.
En términos del número de puestos creados, el cuidado formal (atención remunerada) se traduciría en más de 145.000 puestos de trabajo, mientras que el informal supondría más de 1.800.000.
Respecto al cuidado formal, en el análisis de la variable sexo entre los y las profesionales de las principales actividades sanitarias o de servicios sociales relacionados con el cuidado, se constata una amplia mayoría de mujeres, el 73 por ciento y el 85 por ciento, respectivamente, cuya edad es de entre 20-30 años, soltera y sin hijos, y, en una mayoría de casos, diplomada en enfermería. En cuanto a los cuidadores remunerados pero no profesionales, su perfil medio sería el de una mujer inmigrante, de entre 30 y 40 años, soltera, sin hijos, al menos en España, y con un nivel de estudios medio, según el análisis llevado a cabo por el Instituto de la Mujer.
En lo que se refiere a los cuidados de tipo informal, el estudio revela que quienes más los ejercen son mujeres, un 83,6 por ciento, generalmente hijas o cónyuges de la persona cuidada, con una edad que ronda los 50 años, cuyo perfil suele coincidir con el de una mujer casada, con hijos, con estudios de primaria y sin trabajo remunerado.
La directora del Instituto de la Mujer recordó la necesidad de que las administraciones públicas «atiendan a las personas que no se valen por sí mismas» y que esas mismas y los profesionales se encarguen de llevar a cabo ese cuidado informal.
El estudio pone de manifiesto, según recordó Peris, que el cuidado está principalmente en manos de mujeres y a ello se añade que son también mayoría las mujeres cuidadas, sobre todo en lo que respecta a personas mayores.
Además revela el «alto valor económico» que alcanza la actividad de cuidado informal y, por lo tanto, sus repercusiones como fuente de creación de riqueza y de empleo en las sociedades avanzadas.
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