En agosto se produce un «recrudecimiento» de la violencia de género y de la violencia familiar, según confirmaron a Europa Press fuentes del Ministerio de Igualdad, que achacaron esta tendencia a un aumento de la convivencia y a un alejamiento de las rutinas.
Para el Ministerio de Igualdad, el mes de vacaciones por excelencia se convierte así en un periodo «especialmente conflictivo» en este tipo de agresiones, no sólo de violencia machista sino en el entorno familiar relacionado con un mayor tiempo de convivencia.
Ante estos datos, los expertos recomiendan a las parejas que se desplazan a sus lugares de veraneo con una crisis preexistente «intentar no funcionar desde el conflicto», no llevar una idea preconcebida de que las vacaciones «van a ser un desastre» y mantener «igualdad de tiempo libre».
Así, para el psiquiatra José Cabrera dos factores confluyen en verano: la familia que habitualmente no se ve durante el año está obligada a verse durante el verano y hay más violencia en general con calor que cuando hace frío, es decir, hay más agresividad a mayor temperatura. Estas dos premisas, explica Cabrera a Europa Press, hacen que las estadísticas de violencia de género aumenten.
Por otra parte, el experto indicó que el varón tiene más dificultad para llenar su tiempo libre y el verse con muchas horas sin quehacer le provoca cierta frustración, mientras que la mujer tiene mayor capacidad de entretenimiento por sí sola. «Todo ello le da al cóctel su carácter violento», declaró.
Cabrera recomendó que ningún miembro de la pareja tenga que hacer nada durante las vacaciones, que haya igualdad en lo que se refiere al tiempo libre. «Hay que llegar a un pacto antes de llegar al destino. Intentar vivir con normalidad. Estar ambos ocupados o disfrutando del entretenimiento juntos», indicó.
Por su parte, la psicoterapeuta familiar Blanca Armijo Núñez, del centro Psicoact Madrid, explicó que sólo afloran en verano las crisis preexistentes y que, efectivamente, al haber más tiempo de convivencia puede surgir en mayor medida la crisis.
«Cuando una crisis está ya instalada, la comunicación está alterada, las expectativas están alteradas y se funciona desde el conflicto», señaló y recomendó en líneas generales «no funcionar desde el conflicto» y no tener una «idea preconcebida de desastre» ante las vacaciones.
En cualquier caso, la psicoterapeuta explicó que el tratamiento ante la crisis es la psicoterapia en familia porque «no hay un libro de recomendaciones» puesto que las problemáticas familiares son complejas y no hay nada que pueda servir para todas las familias. «Si todos no esforzamos va a ir la cosa bien», insistió.
Con todo, Armijo Núñez constató una aumento de rupturas matrimoniales antes y después de las vacaciones de verano. Las parejas que todo el año han estado inmersas en una rutina se plantean si ir de vacaciones juntas o la separación en estas fechas y después de las vacaciones porque se comprueba que las cosas no han ido bien.
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