La resolución de conflictos comprende un método alternativo clave para dar salida a diversos problemas que pueden originarse en el plano educativo. | Pixabay

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La resolución de conflictos comprende un método alternativo clave para dar salida a diversos problemas que pueden originarse en el plano educativo; se trata de la mediación familiar.

Los procesos de mediación familiar están enfocados para trabajar con un sistema sociofamiliar, basado en principios de voluntariedad, transparencia y respeto mutuo. Dichos procesos han de llevarse a cabo en familias que demandan una necesidad de intervención profesional para solucionar ciertos inconvenientes que afectan a la estructura familiar y a la convivencia. En muchos casos, los niños son quienes más afectados resultan por los conflictos originados en el seno familiar, por lo que es conveniente contar con servicios de mediación familiar para paliar cualquier posible daño psicológico en menores. Para ello, profesionales procedentes de distintas disciplinas, como son Derecho, Psicología, Trabajo Social o Educación Social, pueden desarrollar su labor de mediación, siempre y cuando cuenten con la especialización profesional que les habilite para ejercer la profesión.

Estudiar un máster en mediación familiar dota al personal profesional de los conocimientos teórico prácticos necesarios para ejercer labores de intervención vinculadas a gestionar eficazmente cualquier proceso de ruptura familiar que afecte a menores.

En el sector pedagógico, por su parte, el aprendizaje en mediación familiar es también de gran utilidad, pues trabajar con niños en situación de conflicto familiar produce mejores resultados entre aquellos profesionales que cuentan con habilidades básicas para orientar a menores ante situaciones que les afecten en sus resultados escolares, así como en sus relaciones sociales. Un máster en psicología infanto juvenil es, en estos casos, un programa idóneo para formar a profesionales que están en continuo contacto con menores, pues la formación especializada habilita para guiarles en el desarrollo humano ante factores psicológicos, cognitivos y socioafectivos, lo que implica trabajar sobre aspectos externos que puedan perjudicar a los niños desde su entorno familiar.

Si bien es cierto que la mediación familiar requiere una intervención estrictamente profesional en aquellas familias que la demandan, la formación relacionada es igualmente válida para profesionales de los sectores más apegados al entorno infantil, con el fin de mejorar sus expectativas con menores y familiares. Ante alumnado infantil que necesite un apoyo educativo personalizado, los conocimientos adquiridos mediante programas formativos de pedagogía terapéutica resultan determinantes en la promoción de la atención y desarrollo de la prevención de necesidades específicas de apoyo educativo.