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La cara es el espejo del alma, también en el caso de los perros. La pit bull Electra expresó a la perfección esta máxima, cuando empezó a llorar sin consuelo, al percatarse de que sus antiguos amos la habían abandonado y no tenían intención de volver.

Una voluntaria del centro de acogida que se hizo cargo de ella compartió este vídeo en Facebook, y rápidamente empezó a viralizarse, ya que plasma «el rostro de la tristeza y la realidad en los refugios».

«A veces me gustaría entender a los dueños que entregan a sus animales. No me gusta juzgarlos, pero cuando ves que los animales llegan al albergue con sus rostros felices y se sienten orgullosos, no lo entiendo», explica la publicación.

Felizmente, la historia de Electra acabó mejor de lo que empezó, y tras un tiempo en el albergue para animales encontró a una familia capaz de darle una vida como la que se merece.