Vanellope Hope Wilkins nació el 22 de noviembre mediante una cesárea programada en el Hospital Glenfield, en la citada ciudad inglesa, tras haberle sido detectada en las ecografías una rara condición que se conoce como ectopia cordis.
Ese nombre denomina una malformación congénita muy poco habitual asociada a una ubicación anormal del corazón, situado fuera de la caja torácica.
Según el hospital, en el Reino Unido no se conoce ningún otro caso como éste, ya que apenas se registran en todo el mundo uno entre millones y en la mayoría, los bebés afectados nacen sin vida.
Para tratar a la pequeña Vanellope hicieron falta medio centenar de sanitarios, así como equipamiento médico especializado.
El día del parto, la madre de la bebé, Naomi Findlay, de 31 años, fue trasladada a quirófano, donde la esperaban cuatro equipos de especialistas, formados por doctores, matronas, enfermeras y sanitarios.
Cuando nació la bebé, fue envuelta en una bolsa de plástico esterilizada, en la que fue trasladada a una habitación adjunta, donde los especialistas en cuidados de neonatos le insertaron un tubo de respiración y goteros antes de anestesiarla.
«A los 50 minutos de haber nacido, se vio que Vanellope estaba lo suficientemente estable para ser transferida al quirófano general, donde había nacido y donde la esperaban los anestesistas, y los equipos quirúrgicos pediátricos en enfermedades coronarias congénitas, que comenzaron a colocarle el corazón dentro del pecho», explicó hoy el especialista Jonathan Cusack.
A los siete días, la pequeña fue sometida a la segunda operación, en la que se le abrió aún más el pecho a fin de crear más espacio para encajar bien el corazón y, durante un periodo de unas dos semanas, ese órgano se fue ajustando de manera natural.
La tercera intervención consistió en extraer piel de la zona de debajo de los brazos de la bebé para insertarla en el medio del cuerpo al tiempo que los médicos generaron una especie de malla para proteger el corazón, pues la niña nació sin esternón ni costillas.
Los médicos admitieron que antes de nacer, a la vista de las ecografías, la situación se percibía como muy delicada.
El hospital considera que Vanellope afronta aún un largo camino por delante, en el que el riesgo principal son las posibles infecciones.
El siguiente paso será desconectarla del respirador artificial, que le ayuda a recuperarse de la cirugía.
El padre de la pequeña, Dean Wilkins, de 43 años y natural de Nottingham (centro del país), afirmó a la BBC que su hija está «desafiando» los pronósticos médicos y consideró que su caso «va más allá del milagro».
Si bien el nacimiento estaba previsto para la Navidad, los médicos indujeron el parto semanas antes a fin de evitar que se produjeran infecciones o daños en el corazón.
Según las estadísticas, los bebés nacidos con esa extraña condición cuentan con menos de un 10 % de posibilidades de supervivencia.
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