Un joven cavaller acierta 'l'ensortilla'. | J. G. V.

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Ciutadella apura la fiesta de Sant Joan hasta el agotamiento. Son 48 horas de emociones, experiencias y eventos en torno a una tradición viva que halla su origen en la antigua Obraria de Sant Joan, antecedente histórico de la actual Junta de Caixers, renovada cada bienio.

A diferencia del resto de fiestas patronales de Menorca, donde el ayuntamiento es representado por el caixer batle o un concejal, en Ciutadella es el caixer senyor quien preside sa qualcada y también es el máximo responsable de los actos protocolarios. Es el primer gran signo distintivo de unas fiestas en las que sólo los payeses pueden participar como cavallers (jinetes), y que además carecen de programa escrito.

El primer año del bienio 2018-2019, que preside como caixer senyor Julio de Olives, registra una masiva afluencia a todos los actos y también por el correcto funcionamiento del plan de protección y seguridad. Este domingo todo arrancó de nuevo a las 8 cuando el fabioler sustituto, Lluís Soler, acudió a la casa solariega de Can Sintas para obtener el permiso -concedido por Guillermo de Olives Victory, primogénito del caixer senyor y Ana Victory Bernat- con el que empezó el nuevo replec.

El interés se centró en los caragols de Ses Voltes y Santa Clara, después de los ensayos para los Jocs i Corregudes des Pla, donde los jinetes ponen a prueba su pericia y habilidad para acertar, al galope entre la multitud, s?ensortilla, rompre ses carotes y córrer abraçats.

Al mediodía, la Missa des Caixers en la Catedral, oficiada por el caixer capellà, Gerard Villalonga, vicario general de la diócesis, constituye un momento de plegaria. Sa Convidada y los Jocs des Pla, el acto más espectacular y con mayor riesgo, cerrarán esta gran celebración festiva.

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