Un hospital de Nueva York ha sido el escenario de una triste historia que ha visto la luz pública este martes. Según recoge The New York Post, una mujer dio autorización al médico para que desconectara a un paciente terminal, creyendo que era su hermano. Sin embargo, poco después, se enteró de que su hermano estaba vivo en una cárcel.
Los hechos arrancan el pasado 15 de julio, cuando Freddy Clarence Williams, de 40 años, ingresó en el Hospital St. Barnabas de Nueva York (Estados Unidos) como consecuencia de una sobredosis de drogas que le afectó gravemente al cerebro. Empleados del centro localizaron a una hermana suya para informarle de lo sucedido. Shirell Powell se personó en el hospital, donde fue informada del preocupante estado de salud de su hermano, a quien le costó reconocer -pero finalmente lo hizo- por estar muy hinchado y entubado.
Tras dos semanas en muerte cerebral, Shirell dio autorización para que desconectaran al paciente. Poco después recibió la llamada del forense, quien le comunicó su hermano estaba vivo en una cárcel y que habían 'desenchufado' a otra persona, de edad y nombre similares. La mujer volvió al hospital para volver a ver al paciente, quien ya presentaba un grado menor de hinchazón, pudiendo comprobar que, efectivamente, no se trataba de su hermano, como ha explicado a The New York Post.
El tema ha llegado a los tribunales ya que la mujer pide una recompensa por el sufrimiento ocasionado y por haber tenido que decidir la muerte de un desconocido.
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