Jamil Missaghian en su tienda de Palma. | Julián Aguirre

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El comercio de alfombras persas Persépolis liquida toda su sección de esteras hechas a mano y se centrará sólo en los artículos de antigüedades. «Aunque con el tiempo también liquidaré todas estas piezas de arte, y es que ya pienso en jubilarme», asegura el conocido Jamil Missaghian, de 70 años, propietario de la emblemática tienda ubicada en Jaime III de Palma.

Inaugurada en 1975, hace 44 años, Persépolis fue la primera tienda que importó y vendió alfombras persas en Mallorca. «Yo nací en Irán, pero a los seis años vivíamos en Palma. Aunque estudié la carrera de Arquitectura en Barcelona, mi padre dijo que yo tenía que ser comerciante, especializándome en arte», confiesa Jamil.

Decenas de alfombras de todos los tamaños, ligadas nudo a nudo, y a cual más atractiva, se extienden en el suelo de la tienda, enrolladas en rincones o colgadas en las paredes. Hay algunas muy antiguas y otras de líneas ‘vintage’ con las clásicas terminaciones en flecos.

«Tengo un stock muy grande de alfombras, más de 500 piezas diferentes. Las dejo prácticamente a precio de coste. Me están llamando de comercios y mayoristas de la Península. Sin duda es una gran oportunidad». Alfombras de 3.740 euros ahora se pueden adquirir por 1.110 euros, y de 1.992 euros, por 380 euros.

Jamil recuerda cuando viajaba a Irán con su padre. «Comprábamos directamente de la gente que las hacía. Había trabajando mujeres y niños. Con los años los niños ya no trabajaron, y pusieron hombres. Y con el tiempo estas alfombras van a desaparecer debido a la llegada de las máquinas».

Con los años, Jamil incorporó a Persépolis obras de arte, su gran pasión junto con la arquitectura. «Cuando consiga vender todo el stock de alfombras supongo que haré lo mismo con las pinturas, esculturas y todas las antigüedades que tengo», explica.