Los resultados de la investigación han sido publicados en 'JAMA Internal Medicine'.

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Un grupo de investigadores del Hospital Brigham and Women's (EE.UU) ha concluido que el riesgo de muerte en mujeres mayores disminuye notablemente al realizar 7.500 pasos diarios, una cifra que se sitúa por debajo de los 10.000 pasos recomendados para tener una buena salud y longevidad.

Los resultados de la investigación han sido publicados en 'JAMA Internal Medicine' y se han presentado en la reunión anual del Colegio Americano de Medicina Deportiva.

El estudio ha tratado de examinar la relación entre los pasos realizados y el estado de salud durante más de cuatro años en aproximadamente 18.000 mujeres mayores, que habían medido sus pasos durante una semana completa. A las participantes se les pidió llevar un dispositivo de acelerómetro en sus caderas durante una semana.

Además, para que los resultados fueran lo más seguros y representativos posibles se excluyó de la investigación a quienes sufrían enfermedades cardiacas, cáncer o diabetes.

Los hallazgos obtenidos han demostrado que aquellas participantes que caminaban un 25 por ciento menos en comparación con el resto, lo que equivale a un promedio de 2.700 pasos diarios, presentaban un mayor riesgo de muerte. Sin embargo, quienes caminaban 4.400 pasos diarios tenían un 41 por ciento menos de riesgo de mortalidad. Este riesgo continúa disminuyendo a medida que se incrementa los pasos. Además, se ha concluido que para aquellas mujeres que caminan el mismo número de pasos diarios, la intensidad no se asocia con el riesgo de muerte.

Así, estos datos son apoyados por trabajos previos que han demostrado que la actividad física provoca cambios beneficiosos a corto plazo en el estado de salud como la mejora de la presión arterial, la regulación de los niveles de insulina y glucosa o la mejora del perfil lipídico entre otros. De este modo, se incrementa la «importancia» de la actividad física para la salud, ha concluido I-min Lee, epidemióloga de la división de Medicina Preventiva de este centro.

El próximo paso es evaluar estas actividades en la población joven para determinar si estos hallazgos son aplicables a todos los grupos. Asimismo, otros resultados como la mejora de la calidad de vida o la reducción del riesgo de sufrir enfermedades específicas serán abordadas en estudios futuros.