La gota es una enfermedad provocada por el depósito de ácido úrico, una sustancia presente en el interior de las articulaciones, donde se va formando un depósito de pequeños «cristales» que provocan, durante el ataque agudo, dolor, enrojecimiento y aumento de temperatura de la articulación, volviéndose muy sensible al tacto.
La mayoría de las veces afecta al dedo gordo del pie, aunque puede perjudicar a otras articulaciones como el tobillo, rodilla o mano, e incluso a los tendones y bolsas que las rodean.
Los síntomas de la gota suelen durar entre tres y diez días, y luego suelen desaparecer, incluso sin aplicar ningún tratamiento. Sin embargo, con el paso del tiempo, tienden a repetirse. Entonces, estos nuevos ataques de gotas son cada vez más frecuentes, duran más tiempo y sus consecuencias sobre la salud son más graves. Además, pueden afectar a nuevas articulaciones y acabar volviéndose crónicos, lo que se conoce como artritis gotosa.
El Colexio de Podólogos de Galicia ha recalcado la importancia de la prevención para evitar el daño irreversible en las articulaciones y disminuir los niveles de ácido úrico en la sangre. Así, aconsejan realizar un diagnóstico temprano y pautar un tratamiento adecuado, ya que pueden existir daños colaterales a nivel renal o coronario, con la posibilidad de padecer problemas vasculares que puedan afectar al corazón y al cerebro.
Los pacientes con ataques recurrentes de gota, que pueden ver reducida su movilidad, deben tomar precauciones en sus hábitos diarios y tratamientos orientados a regular los niveles sanguíneos de ácido úrico. Así, deben seguir una dieta equilibrada y saludable, controlar su peso y eliminar los alimentos con alto contenido en purinas, principalmente. En este sentido, los podólogos recomiendan evitar el consumo de alcohol, beber de 10 a 12 vasos de agua diarios y realizar ejercicio físico.
Los especialistas han destacado que se trata de una patología más común en hombres adultos. Concretamente, tiene una mayor incidencia en los hombres a partir de los 40 años por exceso de ácido úrico y problemas renales. Las mujeres suelen sufrir la afección después de la menopausia. Por otro lado, también han destacado que rara vez afecta a la población infantil.
Además, han comentado una serie de factores de riesgo que pueden desencadenar los ataques de gota, entre los que se encuentran ser obeso o sufrir sobrepeso, o seguir una dieta rica en alimentos o sustancias que potencian los niveles de ácido úrico, tales como algunos mariscos, el pescado azul, las carnes rojas, la cerveza (con y sin alcohol), bebidas alcohólicas y refrescos.
También tienen un mayor riesgo las personas con elevados los niveles de ácido úrico en la sangre (por encima de los 6,8 miligramos), con trastorno metabólico conocido como hiperuricemia, aquellos que ingieren ciertos fármacos como los diuréticos y la ciclosporina, quienes han estado expuestos al plomo o aquellos que sufren enfermedades como la insuficiencia renal, presión arterial alta, exceso de colesterol y triglicéridos en la sangre, entre otras.
2 comentarios
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Cuando la sanidad pública deje de cubrir enfermedades inducidas por voluntad propia desaparecerán la mitad de las cuales, coméis más cuando la comida está más cara. Una inteligencia brillante la de los humanos eh?
Cuñaditis aguda!!!