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China negó el lunes las acusaciones de que obliga a los reos de una prisión de Shanghái a realizar trabajos forzados, un día después de que varios medios reportaran el hallazgo de un mensaje en una tarjeta de Navidad que decía que había sido empaquetada por presos.

El Sunday Times publicó que el mensaje en la tarjeta navideña comprada en la cadena británica de supermercados Tesco, que decía: «Somos prisioneros extranjeros en la cárcel de Qingpu de Shanghái. Obligados a trabajar contra nuestra voluntad».

El medio indicó que el mensaje pedía a quien lo leyera que se pusiera en contacto con el británico Peter Humphrey, exinvestigador de fraudes corporativos y periodista que estuvo encarcelado en el mismo complejo los años 2014 y 2015. Tesco suspendió el domingo a su proveedor chino de tarjetas y dijo que había lanzado una investigación.

El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Geng Shuang, dijo durante una rueda de prensa: «Puedo decir con responsabilidad que, según los organismos relevantes, en la cárcel de Qingpu de Shanghái no hay prisioneros extranjeros realizando trabajos forzados».

El funcionario desestimó la historia, que dijo era una «farsa creada por el señor Humphrey». El ciudadano británico no respondió inmediatamente a solicitudes de que comentara el comunicado del Ministerio.

Humphrey pasó 23 meses preso por acusaciones de obtención ilegal de registros privados de ciudadanos chinos y por venta de esa información a clientes que incluían a la farmacéutica GlaxoSmithKline.

El Sunday Times dijo que el mensaje fue hallado por Florence Widdicombe, una niña de seis años, quien se lo mostró a su padre. Éste último contactó a Humphrey por la red social LinkedIn. Humphrey dijo en el Sunday Times que él no conocía las identidades ni nacionalidades de los prisioneros, pero que «no tenía duda de que eran reos en Qingpu que me conocían antes de mi liberación en junio de 2015».

Durante su juicio dijo que no sabía que sus actividades en China era ilegales.