La maestra artesana del Port d’Alcúdia Catalina Ferrer. | Amalia Estabén

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Uno de los elementos decorativos artísticos de la Navidad mallorquina lo constituyen las neules, que con profusión podemos ver en Palma en la casi totalidad de iglesias y monasterios en un alarde de imaginación y creatividad realizadas en papel.

Si bien durante muchos años, esta actividad estaba relacionada al buen hacer de frailes y religiosas, hay también particulares que sienten una gran afición, como es el caso de Verónica Sabatini, artesana de mandalas tejidas, que cuenta en su haber varias exposiciones en Palma.

Cuenta Verónica que «conocí las neules cuando llegué hace años a Mallorca, pasando por alguna de sus iglesias más céntricas. Este año, sentí interés por ellas y me animé a hacer unas cuantas inspiradas en edificios emblemáticos de Palma. Hacer la primera me costó bastante pero las demás fueron más fáciles. Las hago en papel normal y las recorto con cúter, por lo que cabe tener mucha práctica pues no cabe pasarse».

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«Me siento muy satisfecha de haberlas hecho. Al principio me puse con la de Ramon Llull y estuve tres horas. No me pasaba el tiempo, pues me gustan los desafíos y me enganchó esta actividad artística tan mallorquina de gran belleza».

En Alcúdia, la veterana maestra artesana del bordado, Catalina Ferrer, también realiza auténticas maravillas en neules bordadas. Profesora del Tardor Cultural de esta actividad, es bien conocida por la calidad de sus trabajos y por el transmitir las técnicas del bordado a todas sus alumnas, imprimiendo un sello mu fácil de adivinar. Catalina realiza neules sobre hilo, bordadas de punto mallorquín, en los que salen de su mano magníficas garzas, que rozan la perfección. Ángeles, misterios y campanas, son motivos con los que Catalina recuerda la Navidad mallorquina, que decoran rincones de su casa y también presenta en alguna exposición para ser admiradas por todos».