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Se supone que es la noche más mágica del año, el solsticio de verano, la que menos horas de oscuridad acumula, y miles de personas acostumbran a aprovecharla para realizar toda clase de rituales que, dice la superstición, garantizan que se aleje todo lo malo al tiempo que se atrae a la buena suerte. El baño a medianoche en el mar –saltando siete olas de espaldas– suele formar parte de ellos, así como el salto sobre la hoguera, que representa que todo lo negativo que hemos vivido se quema hasta convertirse en cenizas.

Para otros, más escépticos, Sant Joan es solo el momento idóneo para empezar a despertar el espíritu festivo del verano y disfrutar de una noche entre amigos o con familiares, gracias a las temperaturas agradables mientras se cena al aire libre. Y hay, finalmente, quienes aprovechan la ocasión para montarse una juerga en toda regla bien regada con alcohol.

Playas cerradas

Pero este año la crisis sanitaria provocada por el coronavirus llevó al Ajuntament de Palma, y también de otras poblaciones costeras, a decidir suspender todos los festejos que habitualmente se organizaban con motivo de la festividad, de modo que efectivos policiales, agentes de la Policía Local apoyados por el Cuerpo Nacional de Policía, tuvieron que desalojar las playas a partir de las siete de la tarde –hubo algunos remolones y despistados que quisieron alargar su jornada de baño, en zonas como la de Es Carnatge, para desplegar señales de advertencia y custodiar el acceso a las playas y calas desde esa hora hasta las diez de la mañana de este jueves. El objetivo era evitar aglomeraciones que pudieran favorecer la transmisión del virus.

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La mayoría decidió celebrar por su cuenta, en cenas o reuniones privadas. Los restaurantes y las terrazas no notaron diferencias significativas con respecto a cualquier otra tarde entre semana, aunque los beach clubs sí registraron más entrada, con fiestas programadas. También se notó una tímida proliferación de pequeñas embarcaciones fondeadas cerca de la costa, con grupos de personas dispuestas a celebrar la Nit de Sant Joan en el mar, contemplando la noche más corta del año a la distancia reglamentaria de la playa. ¿Creerán los más supersticiosos que incumplir con el rito significa un año de mala suerte? Por si las moscas, más de uno decidió seguir adelante con los conjuros y rituales, este año en casa.

Despliegue policial

Fuentes policiales informaron que la noche de San Juan se estaba desarrollando sin importantes incidentes en las playas de Palma, a las que se había prohibido el acceso para evitar contagios. Durante toda la noche un amplio dispositivo de Policía Nacional y Policía Local vela por la seguridad.