16 testimonios que demuestran que al mal tiempo, puedes ponerle buena cara. | Pixabay

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Nadie duda de que este 2020 que ha tocado a su fin ha sido un año que nos quedará grabado a todos a fuego y que recordaremos para siempre. El coronavirus nos ha cambiado la vida y la realidad es que cada vez nos cuesta más ser optimistas en nuestro día a día. Los cambios estructurales y sociales que ha producido la pandemia han sido muchos y, en la mayoría de los casos, negativos.

«Muchas familias han perdido a seres queridos por la COVID-19, muchos no han podido despedirse de los suyos como toca, y eso tiene como consecuencia centenares de duelos sin resolver. Pero, aún así, podemos sacar cosas positivas: hemos sabido salir adelante en una situación para la que absolutamente nadie estaba preparado; unos mejor que otros, sí, pero hemos sabido adaptarnos al confinamiento domiciliario y a la nueva normalidad», explica Javier Torres, decano del Colegio de Psicólogos de les Illes Balears (COPIB).

Pese a todo, y siendo conscientes de lo difícil que será para algunos sacar algo bueno de este año, hemos querido rescatar algunos puntos positivos que, tanto la propia pandemia como el periodo de confinamiento nos han dejado para sacar el lado más optimista a este 2020 tan diferente. Ya lo decía el refrán: ‘»l mal tiempo, buena cara'.

Positivos

A pesar del número de fallecidos, las familias rotas y la tercera ola de la pandemia que estamos viviendo, pongamos sobre la mesa aspectos positivos de 2020. No es fácil, pero tampoco imposible. Empecemos por uno obvio: hemos tenido más tiempo para pasar en familia. Para muchos, este es el mejor regalo que nos ha hecho la COVID-19. La prohibición de salir de nuestras casas excepto para lo esencial durante casi cuatro meses ha obligado a las familias a pasar tiempo juntas. Como explica la coach emocional Gemma Panadés, «debido a la vorágine diaria, no podíamos pasar tiempo de calidad con nuestros hijos o en pareja, y, gracias al confinamiento, esto ha sido posible. Nos hemos parado, nos hemos relajado y respirado por fin. Aunque no ha sido una tarea tan sencilla; también hemos tenido que aprender a tener más paciencia, a practicar la comprensión», apuntilla la coach.

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En este sentido, su compañera de profesión, Yolanda Ferrer, apunta sobre este mismo tema que «las parejas se han puesto a prueba en el último año; unas no lo han superado, otras se han afianzado, mientras que algunas han tenido que reestructurarse para poder seguir adelante».

Otro de los grandes aprendizajes de 2020 ha sido reconocer la calidad humana y asistencial del personal sanitario que tenemos en nuestro país, sin olvidar la consideración al alza del papel de la educación y de la cultura, y que, al menos durante los meses que duró el confinamiento más duro, vivimos todo tipo de gestos y de acciones solidarias. «El problema es que todos pensábamos, o al menos yo lo hacía, que de todo esto iba a salir una sociedad mejor, con personas más solidarias y empáticas. Y los meses posteriores al Estado de alarma nos han demostrado que no ha sido así. No hemos aprendido nada», lamenta otro experto en gestión emocional como Vicenç Colomar, que sí saca algo positivo de la situación que nos está tocando vivir, y pasa porque «la pandemia nos ha obligado a salir de nuestra zona de confort y, por lo tanto, nos ha dado la oportunidad de reinventarnos. Dábamos todo por seguro, y ya ni siquiera la libertad de desplazarte adonde quieras y cuando quieras es real. Ahora valoramos y añoramos la libertad que teníamos antes», dice Colomar.

Misma frustración con la sociedad comparte Yolanda Ferrer, impulsora de los talleres Creactívate, que confiesa que se ha llevado un chasco enorme con la sociedad: «El virus nos ha dado un tortazo con la mano bien abierta para que espabilemos. Y con el número de fallecidos sobre la mesa, me sorprende que la gente siga igual que antes. Solo algunos, con una mente abierta, han intentado cambiar aspectos de su vida. Al menos el confinamiento y el parón casi total de la actividad durante varios meses ha favorecido el descenso notable de los niveles de contaminación».

Relativizar

«Es importante ser positivos. Hay que recordar a la gente que nuestra mente solo puede procesar una actitud a la vez. Mantener una mente positiva hace posible ver las oportunidades que llegan a nuestra vida. Si uno se hunde en el victimismo o ve todo oscuro, tiende a dejar pasar las oportunidades sin ni siquiera registrarlas», señala la coach de vida Evelyn Sztojanov, al tiempo que recuerda la importancia de vivir el duelo, la tristeza o la sensación de importancia también. «Pero sin alimentar estos estados, como un paso previo paso a la entrada de pensamientos positivos, dando una oportunidad a los apoyos que aparecen en nuestra vida», finaliza Sztojanov.

Jennifer Munar: «2019 fue un año perfecto, así que 2020 solo podía ir a peor. Si tengo que destacar algo, he tenido la oportunidad de reconectar con la lectura. No he dejado de leer».
Mercè Brandariz: «Este 2020 me ha regalado tiempo con mis hijos y me ha enseñado que la vida es ahora, lo importante que es disfrutar del presente y lo que amamos».
Eva Rodrigo: «Antes del estado de alarma pude viajar a India y crecer personalmente; durante el confinamiento conviví con seis personas y aprendí a trabajar la paciencia y a ser agradecida. También me he casado y espero un niño. Lo tengo todo».
Carmen Gómez: «Este 2020 decidí comenzar una nueva aventura, explorando mi conocimiento interior. ¿Puede haber algo más positivo que un viaje así?».
Mercedes Argüello: «Este año he aprendido a ser resiliente, a dejar que todo fluya.... aceptar e ir adaptándome a todas las situaciones».
Evelyn Sztojanov: «He conocido de primera mano la diferencia de formar parte de una comunidad de personas que están a tu lado en los momentos más difíciles, que deciden evolucionar juntas, cogiéndose de la mano y sin dejar a nadie atrás».
Carmen Brotons: «2020 ha sido un año crucial. Me ha dado, sobre todo, tiempo. He aprendido el verdadero significado de aceptar y agradecer y, lo más importante, cuidar y enriquecer la relación con las personas que quiero y necesito en mi vida».
Cristina Martínez: «Me quedo con el redescubrimiento de aquello que teníamos cerca y no valorábamos lo suficiente: disfrutar de la naturaleza, playas semivacías y limpias, el contacto con los que más queremos... ¡somos afortunados!».
Mónica Lidón: «El 2020 me ha regalado tiempo de calidad con mi familia, dejar de correr sin sentido y disfrutar de cosas como ponerme un pijama limpio después de una ducha o preparar un bizcocho para desayunar».
PALMA - Entre un 15 y un 20 % de la población es altamente sensible.
Yolanda Ferrer: «He aprendido a valorar más mi relación de pareja y disfrutar recuperando la chispa. También he sido consciente de mi fortaleza interior y de mi positividad ante las adversidades, que no han sido pocas este año».
Vicenç Colomar: «Me he dado cuenta de lo importante que es tener libertad, haber conocido a una persona muy especial en mi vida, dedicarme a lo que me apasiona, reinventarme y seguir en ello y valorar a la familia y a mis amigos/as de siempre».
Gemma Panadés: «Este 2020 me he reinventado de nuevo profesionalmente. También destaco el tiempo que he pasado con mi hija, que ha estado más ingresada que en casa. Los pocos momentos juntas han sido el mejor regalo del año».
Florencia de Marinis: «2020 me ha mostrado mi lado emprendedor. Me ha dado la fuerza necesaria para dar forma y vida a todas aquellas ideas que estaban en mi cabeza y no me animaba a llevarlas a la realidad. Así que, ¡gracias 2020!»
Francisco Merino: «A pesar de las vicisitudes que hemos pasado durante la misión humanitaria que realizamos en Yibuti debido al coronavirus, nos ha servido para ayudar a Cáritas de este país durante esos meses. Por ver la cara de alegría de los niños ya vale la pena el esfuerzo».
Bárbara Gil: «Este año han salido tres proyectos editoriales preciosos: el Reto Bradbury, que es un cuaderno para escritores; la aceptación del manuscrito de mi novela Nenúfares que brillan en aguas tristes con Plaza & Janés, que saldrá en febrero; y el libro de mis alumnos ambientado en Mallorca, La isla desconocida».
Patricia Montero: «Este año me he casado y he aprovechado el ERTE en mi trabajo para estudiar lo que me gusta. Lo más importante: mi capacidad de adaptación, darle la vuelta a la tortilla, encontrar oportunidades y aprovecharlas. Estoy sacando la parte positiva y aprendo de todo lo que nos está pasando».