Su fama y prestigio en la ciudad, tanto como bar y cafetería como restaurante, no les ha evitado sufrir los estragos de la actual situación sanitaria y económica. Hoy por hoy, mantienen un servicio de recogida, pero tanto el interior del bar como su terraza están cerrados al público en cumplimiento de las restricciones sanitarias. «Tenemos abierto no para ganar dinero, sino para que las pérdidas sean menores», lamenta Cerdà, que pasa los días atendiendo a muchos clientes sirviéndoles básicamente cafés, bocadillos y bollería. «Tenemos solo en electricidad un gasto mensual de más de 600 euros y apenas cubrimos gastos». Aguantarán el tiempo que puedan y mientras sigan teniendo género, ya que los pedidos de productos perecederos a proveedores se han paralizado ante las dudas de continuidad.
Cerdà sostiene que, si la situación continúa como estos últimos días, se plantearán cerrar provisionalmente en espera de tiempos mejores. «Con la terraza podíamos llegar a un 30 % de la facturación normal, ahora con solo el servicio de take away los ingresos son anecdóticos. «Esta restricción es exagerada, sobre todo considerando que los supermercados están llenos» es su conclusión al respecto de las últimas medidas.
«Se ha puesto demasiado peso sobre la hostelería mientras los políticos dan palos de ciego», prosigue, y añade que el escenario del confinamiento fue mejor, ya que trabajar como se trabaja ahora es peor que la obligación de cerrar. «Lo malo no es no ganar dinero, sino tener que estar perdiéndolo, es una situación crítica». El restaurante empezará a emplear una aplicación de servicio a domicilio durante los fines de semana a modo de prueba para poder poner de nuevo en marcha su cocina.
3 comentarios
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Lamento su situación y la de sus trabajadores. Conste que soy de los que cuando se puede, salgo a desayunar, comer incluso a pernoctar sin ninguna necesidad solo para ayudar. Pero no entiendo que diferencia hay con otros miles de negocios en su misma situación o mucho peor? Esperemos que se solucione pronto para el máximo posible de negocios y gente.
Con la diferencia que en los supermercados, la gente respeta las directrices sanitarias y lleva mascarilla. No me dais ninguna pena, ¿porqué no le pedís a vuestros clientes que se pongan la mascarilla cuando no consumen, o bajen la voz cuando se ponen a gritar, y a hacer jolgorio? Después la culpa es del Govern, no? Lo dicho, ni una pizca de pena.
Desolador!! Esto nos está destruyendo aún más de lo que creemos. Apoyemos el comercio local!!