La visita del duque de Edimburgo a Mallorca con los Reyes como anfitriones
Fotografía de archivo del duque de Edimburgo, junto a la reina Isabel II y los reyes de España Juan Carlos y Sofía en el aeropuerto de Son San Juan, al término de una visita de Estado en España. | Efe
El duque de Edimburgo, marido de Isabel II, ha fallecido este viernes a los 99 años tras una vida en la que puso su personalidad fuerte y controvertida al servicio de la reina y de la Corona. Hace 33 años el duque y su esposa recorrieron y descubrieron Mallorca en compañía de los Reyes eméritos, un viaje que quedó en plasmado en todos los medios y que dio la vuelta al mundo.
El 22 de octubre del año 1988 Felipe de Edimburgo y su mujer llegaron al puerto de Palma en su yate real, el Britannia: allí les esperaban don Juan Carlos y doña Sofía para ejercer de anfitriones y mostrarles los encantos de la Isla.
La llegada de la realeza británica contó con un pequeño sobresalto, ya que en uno de los espigones del dique del Oeste apareció escrito «Gibraltar español». Isabel II hizo caso omiso a la pintada y procedió a los saludos de rigor.
Tal y como recordaba Pedro Prieto en Ultima Hora, «la reina de los británicos no llevaba sombrero, y sí bolso, y vestía muy veraniega, igual que su esposo». Una vez en tierra firme «todos subieron al coche: Isabel II se sentó al lado de don Juan Carlos, mientras que doña Sofía y el duque lo hicieron en los asientos de atrás», relata el periodista.
En sus tres días en Mallorca la Corona británica visitó zonas como Camp de Mar, la Mola, Andratx, Valldemossa o Palma. También se les pudo ver en el Fortuna junto a los duques de Badajoz, Luis Gómez-Acebo y doña Pilar de Borbón.
El día de su partida, la reina Isabel II y el duque de Edimburgo (vestidos mucho más elegantes que en su llegada) fueron despedidos a pie de pista por los Reyes de España, el entonces presidente del Govern, Gabriel Cañellas y el marqués de Mondéjar, entre otras autoridades.
Esta no fue la única visita que hizo un rey británico a Mallorca, ya que en el 12 de abril de 1905, visitó la Isla el rey Eduardo VII, acompañado por su esposa, Alejandra; sus hijas, Victoria y Maud, y el marido de esta, Carlos de Dinamarca.
Convertido en el consorte más longevo de la monarquía británica, tras 73 años de matrimonio, el duque de Edimburgo deja un indiscutible legado como pilar de Isabel II. Nacido en Grecia, acompañó durante más de siete décadas a la reina en una «vida de servicio» a su nación adoptiva.
1 comentario
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Aunque le costo años conseguirlo, el duque de Edimburgo tenía sobre todo el título de "príncipe", inferior sin embargo a "rey consorte"..