Francesc Vicens, profesor, musicólogo y autor del libro ‘George Harrison. the Inner Light, una vida espiritual’. | Teresa Ayuga

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Son pocas las canciones que no llevan la firma Lennon/ McCartney en la prolífica carrera de The Beatles. Mientras la lucha de poder se acentuaba entre esas dos personalidades preponderantes y competitivas, George Harrison (Liverpool, 1943 - Los Ángeles, 2001) intentaba hacer oír su voz. Quería (y merecía) ser tenido en cuenta como compositor. Y lo cierto es que entre sus escasas aportaciones se filtraban joyas como Here comes the sun, Within you without you y While my guitar gently weeps, temas que hoy se mezclan con los ecos reverberados que la sombra del tiempo no olvida. Aunque quizá sea Something la mayor contribución que este artista, desaparecido prematuramente hace veinte años, legó a The Beatles.

Esta balada, alojada en el LP Abbey Road, no sólo es una de las luminarias más ardientes de ‘The Fab Four’, también es una de las ‘lentas’ más versionadas del extenso catálogo beatlesiano. Y, aunque no hay constancia de que George Harrison visitara la Isla, sí la hay de la relación epistolar que le unió con uno de sus hijos pródigos: Joan Mascaró (Santa Margalida, 1897 - Cambridge, 1987).

El traductor, escritor, filólogo y poeta de Santa Margalida desempeñó gran parte de su trayectoria profesional en la Universidad de Cambridge, destacando en la traducción del Bhagavad Gita y otros textos sagrados hinduistas. La labor de Mascaró no pasó inadvertida para la BBC, que le invitó a una mesa redonda en la que se debatía sobre la meditación trascendental. «Fue en el año 1967, una época en la que era un tema que estaba de moda. Mascaró acudió al debate en calidad de especialista en sánscrito. Allí también estaban John Lennon y George Harrison, entre otras voces destacadas», explica Francesc Vicens, profesor, musicólogo y autor del libro George Harrison The Inner Light, una vida espiritual.

George Harrison y Joan Mascaró
George Harrison en los 60 y un joven Joan Mascaró.

«A Mascaró John Lennon no le cayó muy bien, le pareció un tipo arrogante y pretencioso; en cambio George Harrison sí le llamó positivamente la atención», añade Vicens. Por extraño que pueda resultar, a finales de los ‘60 el sabio mallorquín no contemplaba a The Beatles como un acontecimiento sísmico en la cultura popular.

«Precisamente, una cosa que llama mucho la atención es que Mascaró era un gran ignorante de la cultura pop angloamericana». La intervención del pensador impresionó a Harrison, quien más tarde «envió una carta a Mascaró adjuntándole el álbum Sgt. Pepper’s. Ese fue el inicio de una relación epistolar que durará una serie de meses».

Enconadas

George Harrison y Joan Mascaró pertenecían a dos generaciones enconadas, separadas por un abismo de cincuenta años. De ahí que su alta entente desvela la mente angular y avanzada a su tiempo del mallorquín. «Mascaró congeniaba muy bien con los movimientos pacifistas de la contracultura de los 60». El pensador vislumbró su relación con el Beatle como una gran oportunidad «para plantearle la idea de que una gran fama conlleva una gran responsabilidad. En sus cartas, le anima a que haga canciones a partir de letras de grandes textos de las tradiciones religiosas del mundo. En una de ellas le adjuntó el texto del Tao Te Ching, que es el que dará cuerpo a The Inner Light». Un tema alojado en la cara B del single Lady Madonna, de The Beatles, y cuya autoría indirecta podría atribuirse a Mascaró.

Joan Mascaró
El traductor, escritor, filólogo y poeta de Santa Margalida en, la vejez.

Harrison fue una figura con una personalidad evasiva y contradictoria. Fue una de las grandes celebridades de su tiempo, pero odiaba el estrellato. Predicaba la piedad y los placeres simples, pero vivía en una mansión con 120 habitaciones. Tenía un brillante sentido del humor, pero un talante timorato y retraído. Su relación con Joan Mascaró se extendió durante tres cartas «que desprenden empatía y complicidad».