Minna abrió su peluquería en Llucmajor hace un par de años. | Pere Bota

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Ser vegano es cada vez más fácil. Ese nadar contra corriente en busca de productos libres de componentes de origen animal pronto formará parte del pasado, porque cada vez son más los que abrazan este estilo de vida y, por ende, la oferta no dejará de crecer. Ahora, esta pequeña revolución que está sacudiendo los hábitos de consumo ha llegado al campo de los salones de belleza. Diferentes marcas, en armonía con el medio ambiente, desarrollan productos enfocados a la peluquería, lo que ha dado por resultado el nacimiento de las primeras peluquerías veganas.

Según un informe reciente de CosmoBeauty Barcelona, evento de referencia en el mundo de la belleza, los grandes protagonistas de este cambio son los millennials (nacidos entre 1980 y 1995). Ellos son los consumidores conscientes, responsables, de una nueva era. Minna Kraft, una finlandesa afincada en Llucmajor, aboga por este estilo de vida porque «va en consonancia con mis principios». La joven abrió hace un par de años una de las peluquerías veganas decanas en la Isla, adonde llegó por uno de aquellos azares del destino, aunque ella prefiere llamarlo «puro cliché». Y no le falta razón, juzguen ustedes mismos: llegó para disfrutar de unos días de sol, se enamoró como una colegiala y aquí sigue, y con negocio propio, oiga. Habla un correcto castellano, con ese acento duro que imprime el norte de Europa, aunque lo endulza con su sonrisa omnipresente. Estudió peluquería en su país, donde no solo cortó cabellos, también fue mentora de futuros estilistas.

A nuestra protagonista le gusta lo que hace, y lo predica desde su pequeña peluquería vintage, Soma Salón, decorada con enseres antiguos que expresan su elección de vida. La atmósfera vintage alcanza su clímax con el hilo musical, una suerte de melodías acunadas por el mejor jazz de los años 50. Reconoce que ha tenido buena acogida: «Hay mucha gente concienciada con no hacer abuso animal, el reciclaje y la sostenibilidad…». El perfil de su clientela es de lo más angular, «vienen desde chicas hasta señoras mayores para que les haga el tinte». Afirma que sus clientas valoran que los productos no lleven perfumes, «eso es algo importante porque cuando te tiñes el pelo queda un olor a químico durante varios días».