Una vez acabado el oficio se realizó el tradicional reparto de los verdes y aromáticos brotes de albahaca. | Pere Bergas
En 2020 la pandemia paralizó por completo las fiestas de Sant Bernat; el año pasado se retomaron, pero las medidas de seguridad sanitaria imposibilitaron algunos de sus actos más característicos. Al fin, el Secar de La Real celebró este viernes con cierta normalidad la romería de Sant Bernat, considerada la más antigua de la Isla y final de los rigores del verano –Santa Margalida l'encen i Sant Bernat l'apaga, según el dicho popular–. «Empezamos el pasado 12 de agosto y la respuesta de los realins y realines ha sido excelente. Todos tienen ganas de fiesta, se han volcado y la plaza está llena cada día», afirma con satisfacción Miquel Font, miembro de la Comissió de Festes.
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