Óliver junto a su padre en el Hospital de México.

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El pequeño Óliver está a un paso de poder ver como su vida pasa de tener una esperanza de quince días, a agarrarse a ella con todo y a hacerlo con ganas. Tras ver como su camino se llenaba de obstáculos y la luz que lo iluminaba se apagaba día a día, un empresario español decidió darle una oportunidad única: se hizo cargo de todos los gastos para su traslado a España para tratar el tumor.

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A mediados de octubre empezó a apagarse todo. De padres malagueños, afincados en Playa del Carmen, empezó a sentirse mal, débil y sin apetito. Ante esta situación, le trasladaron al Hospital donde le hicieron unos estudios. En unos días su estado empeoró de manera considerable y tuvo que ser sometido a una cirugía para drenar el líquido cerebral. Al pequeño, le diagnosticaron un tumor cerebral (tumoración de la fosa posterior PB. Ependimoma) e hidrocefalia (la acumulación de líquido cefalorraquídeo en el cerebro) y no le daban un plazo concreto para ser operado, pese a que la vida del menor corría peligro si no era intervenido de manera urgente, pero le dieron entre 15 días y un mes de vida.

Sin un plazo concreto y con la imposibilidad de ser intervenido en el hospital donde estaba ingresado porque no contaba con los medios para extirpar el tumor. De ahí, su prisa para poder viajar a Barcelona, donde la esperanza de vida para al pequeño Óliver.