Nathalie Scherman forma parte de una generación de cocineros africanos que desean dar a conocer la riqueza y diversidad de las cocinas de ese continente. Tarea que realiza en colaboración con el Centre Euro África y que llega por primera vez a Mallorca. Mujer de altura, con 1.90 de estatura, Nathalie vive en París, pero procede de la capital de la República del Congo, (Brazzavil, 1967). «Dejé los estudios muy pronto y me dedicaba a coser, como mi madre, y cocinar para mis cinco hermanos y la familia. Yo era la única chica y preparaba salsas y guisos para todos. Con 15 años, comencé a trabajar con mi tío, que era un cantante muy conocido y tenía un local donde se vendían sus discos de vinilo, y la gente acudía a tomar copas, así que le comenté a él si me dejaba preparar algunos platos para aquellos clientes, y la cosa funcionó».
A los 18 años, Nathalie aterrizó en París tras conocer en su tierra natal al que es su marido y padre de sus tres hijas. «Trabajaba en una empresa petrolífera y pasamos por Malawi, Mozambique, África del Sur y sobre todo Madagascar, donde organizaba fiestas en casa de hasta 150 personas y yo cocinaba, promocionando la cocina africana». Una experiencia que le enriqueció y que la llevó a participar en el casting de Masterchef París. «Se presentaron 18.000 personas y quedé en la posición 70, por lo que no lo hice tan mal». Su formación continuó por los fogones de restaurantes y hoteles hasta que una de sus hijas le aconsejó abrir su propio restaurante de cocina africana, pero Nathalie creó su propia marca, Joe & Aurels, para eventos y celebraciones. «Hasta antes de la pandemia tenía productos en Lafayette Gourmet. Ahora estoy, esto es una primicia, trabajando en una harina con insectos. En casa elaboro platos con insectos, que tienen muchísima proteína, y que será la cocina del futuro en todo el mundo». Lejos de una cocina de potente sabor, rebosante de especias y fuertes toques picantes, Nathalie apuesta por propuestas más vanguardistas y suaves, pero sin perder la identidad y riqueza de la cultura africana.
«Esta noche y mañana, prepararemos un menú muy diverso, con un snack a base de hoja de shisho verde frito en tempura con pollo aliñado y maíz dulce; una ensalada de tirado de atún rojo con agua chile de manzana verde, uvas y pistacho. Ella, además de una sopa y un pescado, preparará un postre, y de carne tenemos un magret de pato con cremoso de boniato, naranja, trempó y pan de leche frita», comenta Juan Pinel.
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