Fuera de las murallas de Ciutat, cerca de la carretera de Puigpunyent, el fraile franciscano Bartomeu Catany fundó en 1411 el convento de Nuestra Señora de Jesús, muy famoso por dedicarle una capilla al misterio de la Natividad, conocido popularmente como el ‘Betlem de Jesús'. Tras la exclaustración de 1836, cuando el convento se reconvirtió en una fábrica de fundición metálica, el belén fue trasladado a la iglesia de la Anunciación del Hospital General de Palma en 1843. Con sus figuras del siglo XV, es considerado como el belén fijo más antiguo de España. Por desgracia no puede visitarse. Su restauración arrancó en 2015 y todavía no ha finalizado.
Pese a ello, en este Adviento tan especial, en el que se conmemora el 800 aniversario del montaje del primer belén de la historia, acción de San Francisco de Asís en la pequeña aldea italiana de Greccio, en Palma hay un buen número de nacimientos con gran valor histórico y artístico, dignos de visita. En la Parroquia de Santa Creu ya se encuentra instalado su belén, restaurado este año por el taller Xicaranda, donde han seguido criterios artísticos y técnico-científicos, tratando al nacimiento como cualquier otra obra de arte de valor patrimonial. El belén está formado por piezas de diferentes épocas (del siglo XVIII al XX), facturas y materiales.
En la sala de labor del antiguo convento de clarisas capuchinas, hoy el Monasterio de la Purísima Concepción de las franciscanas de TOR, se encuentra una gran cueva que alberga su belén monumental. La bella escenografía barroca acoge la Natividad y pastorcillos de materiales diversos, de los siglos XVIII y XIX. En la misma sala, la vitrina central acoge una excelente colección de pastores de barro cocido policromado del siglo XVII y el nacimiento conocido como el Belén de las Fundadoras, de 1662. Por la riqueza, la variedad y la calidad de las figuras, la colección es una de las más completas de la Isla: cuenta con otros cuatro belenes de escaparate, y un belén de figuras de recorte al guasch sobre cartón. Los interesados en conocer la colección podrán hacerlo a partir del 15 de diciembre, con la exposición El betlem. De la tradició barroca a la mallorquinitat.
Como sostiene el autor Jaume Llabrés, y comisario de la exposición recién mencionada, «nuestra tradición belenística se vincula a la relación de los reinos de Mallorca de Nápoles». En el Palau March, de la Fundació Bartolomé March Servera, encontramos uno de los belenes napolitanos más impresionantes de la Isla. Data del siglo XVIII, ocupa más de cuatro salas de la planta noble del museo y lo componen centenares de figuras y millares de objetos en miniatura, de gran calidad artística y artesanal. El realismo y la expresividad imperan en este nacimiento cortesano, que sitúa la Natividad de Jesús dentro de una espectacular escenografía.
Por su parte, en el Convent de Santa Clara las clarisas exhiben su tesoro belenista. En la portería se haya el belén monumental, una joya artística de los siglos XVII y XVIII procedente del convento del Olivar, que se hallaba donde hoy se encuentra el mercado municipal. La muestra cuenta con un armario que alberga la Sagrada Familia y una población de pastorcillos de barro vestidos a la mallorquina. Este mueble está protegido por unas puertas adornadas con ocho pinturas barrocas. Además, las clarisas cuentan con dos magníficos conjuntos del reputado taller mallorquín Mestre de les Verges Rosses.
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