Ni que decir tiene que está encantado por cómo le están yendo las cosas, pese a lo cual no quita el pie del acelerador, pues sabe que esto no ha hecho más que empezar. Queremos decir que tiene todavía mucho trecho por recorrer. Y en ello está.
Hijo de bailarina
Naturalmente, llegar hasta donde se encuentra ahora, ha sido gracias a que tiene una base. Es decir, ni baila por casualidad, ni está dónde está porque sí, sino porque tiene una formación bastante solida como bailarín. Primero, en Palma, en el Conservatori, estudió danza española. Luego, en Madrid, prosiguió sus estudios en el Real Conservatorio Mariemma, «donde Arantxa, la directora, me ayudó mucho –reconoce–, por lo que le estoy muy agradecido».
Hay que decir también, pues todo cuenta a la hora de hacer balance, que la madre de Daniel, Ana Merino, es bailarina y profesora de baile, actividad que lleva a cabo en la escuela de su propiedad, Escuela de baile Ana Merino, que está en sa Indioteria. «Aunque, a decir verdad –dice Daniel–, ya desde niño me atrajo la danza, por ello, a mi madre le pedía muchas veces que bailara conmigo. Y es que el baile ha sido mi pasión desde siempre… Y mi fuente de inspiración, el bailarín José Maya, me atrapa todo lo que hace en danza».
Reencuentro de amigos
Daniel, que había estudiado en el IES Joan María Thomàs, de Palma –estudios que compaginaba con los de danza, en el Conservatorio–, marchó a Madrid cuando cumplió los 16 años. «Y me fui con mi hermano mayor. Por eso en casa me dejaron partir. Él iba a estudiar Filología Clásica y yo a continuar mis estudios de danza. En Madrid me encontré con otro mallorquín, Ricardo Juárez, hoy abogado, residente en Palma, pero también músico, ya que toca piano, guitarra y el cajón. A Ricardo le había conocido en Palma, en un bolo, y nos reencontramos en Madrid, a donde él había ido a buscarse la vida como músico. A raíz de ahí, nos hicimos grandes amigos, tanto que hoy somos como si fuéramos hermanos. Él, que sigue tocando en su tiempo libre, se dedica a la abogacía, donde tiene mucho futuro, pues pese a lo joven que es, es muy buen profesional y una gran persona».
Desde el primer momento que llegó a Madrid, Daniel lo tuvo claro, seguir estudiando, y siempre que pudiera, conectar con la gente del espectáculo, lo cual le llevó a conocer a Nacho Cano, de Mecano, «aunque, a decir verdad –nos aclara–, en eso tuvo mucho que ver Miguel Ángel Arenas, ‘El Capi', a quien agradezco muchísimo el cambio, para bien, para mejorar, que hizo que se obrara en mi en apenas un año. Y es que ‘El Capi' es como un padre y un mentor para mí. Un día me dice que me lleva a ver el espectáculo Malinche, de Nacho Cano, a quien conoce, y este me propone que haga el papel de don Pedro de Alvarado, que es la mano derecha de Hernán Cortés, y que también baile flamenco, como solista. Eso sucedió hace un año, y ahí sigo».
Por qué se fue de Palma
Lo más importante para él no fue encontrar trabajo en una compañía de prestigio, formando parte de un espectáculo que brilla y llena el recinto a diario… Un espectáculo de más de sesenta actores sobre el escenario, entre ellos, cantantes, bailarines de flamenco y de bailes urbanos, con música en directo made in Nacho Cano, «sino que este me ofreciera el papel que estaba haciendo Jesús Carmona, para mí el mejor bailarín del mundo, quien, además, me está ayudando mucho, aconsejándome muy bien… Sí, Nacho me ofrece ese papel, lo cual para mí supone una gran presión por la responsabilidad que adquiero aceptándolo, pero… Es que yo no puedo desaprovechar esa oportunidad que me brinda, pues he dejado mi casa para venirme a Madrid, a trabajar, en busca de oportunidades que en la Isla no tengo… Por eso lo acepto. Porque es una gran oportunidad. Y ahí sigo un año después, tratando de superarme a diario, porque de lo que se trata ahora es de seguir creciendo… ¿Mi futuro? –Daniel sonríe– Como te he dicho, a diario sigo trabajando duro…. Y quién sabe si más adelante tengo la oportunidad de crear mi propio espectáculo, como hizo Joaquín Cortés años atrás. Pero, como digo, ahora mismo me centro en lo que estoy haciendo, tratando de aprender un poco más cada día».
Por otra parte, tiene muy claro que quien quiera ser algo, si es necesario, ha de aprender a salir de su zona de confort. «Por eso me fui de Palma, por eso me vine aquí, que es donde están las oportunidades. Y es que no queda más remedio. Porque de haberme quedado en Palma, seguro que hoy, profesionalmente, no estaría haciendo lo que hago. Por eso animo a los jóvenes que buscan una oportunidad a que salgan de la Isla, que tiempo tendrán de regresar a ella para disfrutarla».
4 comentarios
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Eterna juventud, las verdades como puños. luego la eternidad desaparece y las verdades ya no las tienes tan claras. Y te pasas mucho tiempo fuera de la zona de confort. Ya me gustaría a mí estar en la zona de confort.
Más que de la zona de confort muchos salen del armario.
Qué pesad@s con salir de la zona de confort, con lo bien que se está ahí.
yo estoy hasta las pelotas de estar siempre fuera de mi zona de confort