El neuroma (bulto) se detecta con una ecografía o una resonancia y puede ser del tamaño de una lenteja o más grande, como un garbanzo. «No se trata de un bulto visible» o que se pueda detectar al tacto «sino que queda oculto entre los huesos del pie y distribuido entre la grasa» ha señalado este experto que plantea primero tratamientos conservadores como usar zapatos de horma más o menos redonda y no sobrecargar el pie con determinados ejercicios físicos. El siguiente tratamiento, de no funcionar el uso de zapato ancho, serían plantillas con un apoyo por detrás de la cabeza de los metatarsianos «para abrir un poco estos huesos y que no estén tan comprimidos».
A eso, ha dicho, se puede añadir un antiinflamatorio oral y terapias físicas, que están funcionando muy bien y se basan en radiofrecuencia y pulsaciones que adormecen el nervio y rebajan la inflamación. A partir de ahí, el siguiente paso es infiltrar analgésico local con corticoides pero siempre acompañado de zapatos anchos y un apoyo por detrás de los metatarsianos. «Si todo fracasa se llega a la cirugía». Vilaró ha explicado que para operar hay dos técnicas: si el bulto es pequeño y el espacio de los huesos también «se corta un ligamento que une los dos huesos, que tienden a separarse y el neuroma recupera espacio». La segunda técnica se emplea cuando el neuroma es grande. En ese caso, ha explicado, «la cirugía lo que hace es resecar el tumor y se manda a anatomía patológica para confirmar el diagnóstico».
Vilaró ha admitido que con esta intervención desaparece el neuroma, pero dado que son nervios que dan sensibilidad a la piel «durante una buena temporada, es posible que entre el tercer y cuarto dedo del pie quede la sensación del tacto alterada, con un percepción similar a tocar corcho». Este traumatólogo ha subrayado que el neuroma de Morton tiene solución, pero siempre se empieza por tratamientos suaves y conservadores que se van incrementando hasta llegar a los de más intensidad. Vilaró ha comentado que el neuroma puede aparecer en los dos pies, pero no es frecuente. Es muy raro que un paciente llegue al quirófano con neuromas para operar en ambas plantas del pie.
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