«El montaje del belén del Centro de Historia y Cultura Militar de Palma me ha llevado un trabajo de mes y diez días, ya que conlleva paisajes en los que integrar las piezas tanto de personas, animales y elementos decorativos. Estas son de estilo clásico y concretamente el Misterio y el grupo de los Reyes Magos los compré el mismo día. De ello han pasado ya 40 años».
Tolo integra figuras en movimiento que requieren una buena instalación para el río que lleva el agua, como el molino de viento, las luces en las casas y el leñador, entre otros. Todo el conjunto está enmarcado con un fondo donde aparecen montañas de la Serra de Tramuntana.
«En el siglo XVIII en toda la Isla de Mallorca era costumbre poner un fraile escondido en los belenes, así todos los que los visitaban, sobre todo los niños, tenían que buscarlo entre las figuras. Y así fijarse en las figuras del belén. Alrededor del XIX esta costumbre se fue perdiendo hasta desaparecer definitivamente, estando ahora intentando recuperar esta antigua costumbre. En el belén hebreo que nos ocupa, hemos camuflado uno, para que los niños que lo encuentren serán obsequiados con un recortable».
Las ‘neules’ de papel
El belenista también es un reconocido neuler, que las recorta con cúter en papel folio de 160, por aquello que tiene un poco más de consistencia. No las vende ni las regala, las conserva para su gran colección de todos los tamaños y motivos. Desde las ambientadas con la Navidad, como las de cariz religioso o bien dedicadas a motivos de la pagesía de Mallorca. Tolo aclaró que «no dibujo las neules que recorto, sino que los modelos son fruto de regalos o intercambios».
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