El ambulante, la historia del último cineasta artesanal

Un hombre llega con un coche destartalado a un pueblo pequeño de la Pampa argentina. Se reúne con las autoridades del municipio y les hace una propuesta: realizar un largometraje de ficción en 30 días, a cambio de comida y alojamiento. Los actores: los vecinos y vecinas.  Una vez el alcalde acepta, el pueblo entero vive durante un mes el ritmo de película propuesto por el cineasta solitario.

Ésta es la vida de Daniel Burmeister, que recorre Argentina pueblo a pueblo creando historias únicas que inmortaliza en películas. En cada pueblo adapta sus guiones y consigue dinero adicional con la venta de las entradas y los DVD.

El rumor sobre la existencia de este personaje, protagonista de una aparente leyenda romántica irreal, llegó a los directores del film a través de unos amigos de profesión, los organizadores de un pequeño festival de cine en Argentina. Intrigados por comprobar la certeza de la historia, los 3 directores de El ambulante decidieron investigar hasta que encontraron a Daniel Burmeister en un pequeño pueblo de la provincia de Córdova. La leyenda era cierta: a miles de quilómetros de Hollywood, un director autodidacto se ganaba la vida y el afecto de poblados remotos llenando salas de actos con la proyección de sus películas. En 10 años había hecho más de 60 largometrajes y no obstante, seguía siendo un auténtico desconocido.

Galardonado en casi una veintena de festivales internacionales —entre los cuales se cuentan el DocsBarcelona, Abu Dhabi o Mar de Plata—, El ambulante es una pequeña gran historia sobre la magia del cine, sobre un personaje trotamundos vendedor de ilusiones, un hombre que ilumina la vida cotidiana de seres totalmente alejados de los grandes focos. Una historia de la cultura de la Argentina profunda, y a su vez una reflexión sobre el valor estético de la cultura popular y sobre las diversas formas de producir una película.

En El ambulante, Burmeister, el Ed Wood de la Pampa argentina, se detiene en el enésimo recóndito pueblo con los ahorros prácticamente a cero. ¿Conseguirá nuevamente hacer su obra y estrenarla? Y lo que es más importante: ¿recolectará suficiente dinero para seguir con su peregrinaje incansable?