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Buena parte de las cadenas hoteleras de Mallorca han retirado sus ofertas destinadas a captar clientes residentes, un mercado que había crecido de manera casi exponencial en los últimos años, para poder atender el alud de reservas procedentes de Alemania y Gran Bretaña para la próxima Semana Santa. El fenómeno ha excedido las previsiones iniciales, condicionadas por las incertidumbres que afectan a las diferentes economías nacionales. A pesar de determinados signos que invitan a la cautela, el incremento de la inflación y de los tipos de interés marcados por el Banco Central Europeo por citar dos ejemplos significativos, las ganas de pasar unos días de asueto se impone y confirman la tendencia de un adelanto de la temporada; tal y como viene sucediendo desde hace ya varias semanas en diversas zonas turísticas de la Isla.

Un destino sólido.

Mallorca se está revelando como un destino muy sólido en los mercados turísticos internacionales. El clima, la conectividad aérea, un alojamiento de calidad con precios competitivos y una excelente oferta complementaria son algunos de los ingredientes más destacados del cóctel exitoso de Mallorca; las reservas de británicos y alemanes así lo confirman. Esta tendencia es el preludio de la que se anuncia como temporada excepcional, superando incluso las cifras alcanzadas en el 2019, cuando se alcanzó un listón que se consideraba irrepetible.   

Asignaturas pendientes.

Este escenario tan favorable no debería desviar la atención ni retrasar los ajustes necesarios del actual modelo turístico, el cual también genera importantes dudas sobre su sostenibilidad social y medioambiental. Las advertencias de los expertos, corroboradas incluso por algunos empresarios del sector, no pueden quedar aparcadas de manera sistemática en función de la evolución de la demanda. La privilegiada posición de Mallorca como destino turístico permite ser más ambiciosos.