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En diez años, Mallorca ha perdido 745 policías locales de las distintos municipios. Uno de los casos más graves se ubica en Palma, la capital, donde la plantilla está envejecida y se suceden las jubilaciones. Desde 2012, época dorada del cuartel de San Fernando, hay 113 funcionarios municipales menos, lo cual da una idea de la gravedad del problema. La población fija de la Isla no deja de aumentar (y en breve llegaremos al millón de habitantes), mientras que los ayuntamientos cuentan con plantillas insuficientes o limitadas. No se trata de un asunto baladí. La seguridad en Mallorca es una de las claves para que seamos un destino turístico tan competitivo a nivel internacional. Y no hay que olvidar que en muchas ocasiones los agentes municipales suplen    las intervenciones a las que la Policía Nacional o la Guardia Civil no pueden llegar precisamente porque también cuentan con medios humanos limitados.

Refuerzos urgentes.

A este panorama preocupante hay que añadir que en verano son millones los turistas que nos visitan y que en algunas zonas costeras, como Cala Rajada, Magaluf o s'Arenal, los incidentes son continuos, sobre todo de noche, cuando los veraneantes bebidos molestan a los vecinos o se registran peleas multitudinarias. También hay otros municipios con menor actividad turística que apenas tienen policías locales para cubrir las incidencias diarias.

Crisis habitacional.

La crisis habitacional que sacude Mallorca tampoco ayuda a paliar esta problemática. Los precios de los alquileres son disparatados y funcionarios de otras provincias españolas no ven con buenos ojos ser destinados a Balears, precisamente porque buena parte de su sueldo deben destinarlo a la vivienda. Además, el envejecimiento de las plantillas supone que muchos agentes acaban en tareas de oficina o burocracia y faltan policías jóvenes en la calle.