Estamos a la espera de acabar con la COVID-19 que tantos dolores de cabeza nos está dando. Es de suponer que algún día, no sabemos cuál, barreremos la casa, nos acicalaremos y perfumaremos para salir a la calle a visitar a parientes y amigos, después de años sin vernos, y nos encontraremos envejecidos. Sí, habrán pasado los años sin darnos cuenta, sin vivirlos, ni vernos o amarnos: un tiempo perdido. Puede que los gobiernos hayan cambiado de color, da igual, tampoco importa un gobierno grande o pequeño, tan sólo un buen gobierno, menos ministros y altos cargos que chupan la sangre a los contribuyentes.
La postpandemia
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