09/06/21 4:01
El Gobierno socialdemócrata de Dinamarca ha dado un paso más adelante en una política de migración cuyos principios de solidaridad parecen responder más a un impulso centrífugo que centrípeto. Dicho en lenguaje paladino: que el Ejecutivo danés tiende a sacudirse el problema, o a colgárselo a otros. Recordemos, por ejemplo, que en su política de «cero refugiados» optó por deportar a refugiados sirios tras negarles el permiso de residencia, considerando que regiones como Damasco eran «suficientemente seguras». También fue curiosa su denominada ley antiguetos que limita el número de habitantes «no occidentales» de los barrios de ciudades danesas.
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