Desde hace milenios, hindúes y chinos, entre otros pueblos muy filosóficos, saben que una vieja tortuga cósmica sostiene el mundo y la bóveda celeste, evitando así que todo lo existente caiga en el vacío y se vaya a la mierda. En Occidente, que somos más supersticiosos y todavía creemos en los mitos griegos (Freud sacó de ahí toda su ciencia), preferimos pensar que no es una tortuga sino el fornido titán Atlas, llamado El portador, quien castigado y engañado miserablemente por los dioses, sostiene el mundo y lo acarrea sobre los hombros, a la vez que lo mantiene separado del firmamento para que no colisionen, se repita el caos primigenio y, en efecto, todo se vaya a la mierda.
En las imágenes, esta tortuga gigante parece estar cómoda en su labor, que realiza sin problemas, mientras el pobre Atlas, que dio nombre en el siglo XVI a los libros de mapas, aparece siempre como un coloso desnudo y exhausto por el titánico esfuerzo. ¡Sostener el mundo! ¡Aguantar el cielo! Y así milenio tras milenio, qué agobio ser El portador. Qué responsabilidad cívica y cosmológica. Pero ya fuese tortuga o gigante, de esto ha pasado mucho tiempo, y ahora cualquier sujeto con un teléfono móvil realiza esa función, se siente portador mitológico, y le aplasta el peso del mundo que acarrea en la mano y no sobre los hombros. También le abruma la responsabilidad, pues cree a pies juntillas que si él no interviene constantemente en los conflictos del planeta, y lleva siempre la voz cantante explicando las cosas y qué hay que hacer, el mundo se vendrá abajo y, como hemos señalado antes, se irá indefectiblemente a la mierda.
Naturalmente, para esta labor de sostén sideral debe estar bien informado de todos los problemas globales y conflictos locales, y enterarse hasta del movimiento de una brizna de hierba digamos en Texas o en Afganistán (en todas partes ocurren cosas inadmisibles), lo que consigue a través de su móvil y de otros capullos portadores como él. Portadores de móvil, es decir, del mundo, y convencidos de su titánica misión. Esta chifladura se llama síndrome del portador, complejo de Atlas o patología de la tortuga. Y aunque aún no está reconocido, lo estará en breve. Cómo no.
1 comentario
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Lo que ve a ser un cunyao. Bon article, però jo me deman, els que publiquen articles d'opinió als diaris, també són cunyaos? El que és segur és que els experts han de dirigir les mesures, ningú més, com per exemple els jutges que van en contra dels experts