TW
0

Alguien dijo que hay personas que necesitan muchos adornos para destacar, otras iluminan con su sola presencia donde se hallen. Leí que en la vida, la actitud lo era todo, tanto en una entrevista de trabajo como en una simple clase en la universidad, porque la escucha activa, el gesto, el interés y la simple participación, se convertían en el todo en cualquier contexto.

Vivimos inmersos en un mundo donde la comunicación es cada vez más pobre, apenas leemos e interactuamos mediante pusilánimes mensajes cuyo contenido no son sino más que emoticonos que resumen lo que antaño preparábamos con esmero con la sorpresa de una respuesta elaborada que hoy, queda sellada con un absurdo signo creado para evitar un sinfín de incómodas palabras.

Me sorprende que la gente sea tan gráfica, me sorprende que todo parezca tan sencillo, que sea tan fácil creer a los que hablan del resto y que resulte tan difícil tratar de ponerse en la piel de los otros. La uniformidad existirá siempre a pesar de la evolución de las modas porque la mayoría se conforma en creer al rebaño existente mientras que muy pocos deciden salir en busca de razones.

Escuchamos a quien no debemos, creemos en quien no procede creer y señalamos a quien menos lo merece por el mero hecho de la comodidad que suele proporcionar la información equivocada. Son tantos los caminos que se cierran, tantas las conductas equivocadas que traen consigo resultados sumamente desafortunados y consecuencias catastróficas.

Entonces un día me pregunté, ¿Vale la pena escuchar a gente fracasada y amargada que solo aportan una retahíla de desventuras e incertidumbre haciéndonos creer que es lo único a lo que podremos aspirar en herencia? Mi reacción fue paulatina pero firme descubriendo que la verdadera revelación no debía ser impostada sino sincera y fluida porque solo así se podría huir de todo prejuicio envenenado, de toda falsa acusación, y de todo inmerecido desprecio que se convertía en un boomerang para todo aquel que lo lanzara.

Son muchas las veces en las que uno se halla triste, sin embargo nada puede compararse a la sensación que ello provoca porque es cuando te das cuenta que con muy pocos adornos eres capaz de emerger y ser tú mismo, te da absolutamente igual lo que el resto diga o piense porque eres consciente de que, cuando las cosas se hacen desde el corazón, tienen vía libre y están exentas de cualquier garabato que pueda interponerse tratando de abortar su trayectoria.