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«Lo han hecho bien», dijo el presidente Sánchez sobre la matanza de Melilla, y con las imágenes de la barbarie policial marroquí en pantalla. A estas alturas, ya se puede afirmar rotundamente que por más años que viva, y por más vilezas que llegue a decir, jamás se sacará de encima esa frasecita, merecedora de figurar en la historia universal de la infamia. Incluso si gobierna varias legislaturas, esa frasecita jamás será olvidada. Le perseguirá hasta la tumba y más allá, como si fuese el epitafio de su lápida.

Es la sentencia definitiva, que como todas las de su especie, seguirá aullando en la noche aunque le añadan toda clase de matizaciones y explicaciones. Es igual. Imposible librarse de ella. Durante la semana pasada, a pesar de que toda la información y opinión estaban secuestradas por los asuntos de la OTAN, y los elogios unánimes de los medios a lo bien que el Gobierno había rentabilizado la guerra exhibiendo patrimonio cultural en la Cumbre chirriaban y daban grima, ese «Lo han hecho bien» se filtró por los poros de la belicosa actualidad, y ni un solo comentarista o político de cualquier ideología, dejó de mostrarse asqueado con ella. Sólo faltaba yo, que estaba tan estupefacto por la exhibición de Las Meninas en el escenario bélico (para optimizarlo), que tardé en reaccionar. Quería saber si el señor Sánchez se había dado cuenta de lo que había hecho, y de que esa frasecita le acompañaría siempre como un fantasma maligno.

Y no, no se ha enterado todavía, porque como es típico de estas frases definitivas (la historia y la literatura están llenas), cuanto más se intentan corregir, más empeoran. Incluso recurrió, como si fuese Aznar o Donald Trump, a otra frase obscena. La integridad territorial. ¡Integridad territorial amenazada! ¡Por una docena de pobres muchachos! Aunque el militarista Sánchez ya utilizó el Ejército para informar de la pandemia, al menos nunca habló de integridad territorial en sus tratos con socios independentistas. Hasta que cuatro desesperados intentaron saltar la valla. Hemos externalizado la defensa de tal integridad, a fin de que Marruecos masacre por nosotros. Por si no basta la OTAN, a la que también encomendamos el flanco sur. ¡El flanco sur! De ahí brota la frasecita. Que ya es su epitafio. Jamás se librará de ella.