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Ese redoble de tambores que llevamos días escuchando, obedece a que hoy comienza en el Congreso el muy mediático debate sobre el estado de la nación, un festejo parlamentario anual parecido a los Sanfermines, que intenta determinar quiénes son los mozos y quienes los bóvidos. Y que a fin de ganar tiempo y ahorrarles sofocos, vergüenza, cornadas y empitonamientos, podemos adelantarles ya sobre la marcha. Estado de la nación: Enajenado. Grave enajenación. Lo normal sería que se tratase de la típica enajenación nacional transitoria (hasta que el PP y Vox gobiernen), pero como este año Europa, y el mundo occidental, están asimismo enajenados, puede que la cosa no sea tan transitoria. Igual vamos hacia unas enajenaciones nacionales permanentes.

Ahora bien, como eso al Congreso de Diputados le trae sin cuidado, y no figura en los debates acerca de nuestro estado nacional (al PP sólo le importa España), lo dejaremos por el momento. ¿Y de qué se debatirá entonces? Es de cajón: de la debilidad del Gobierno. El líder Feijóo, que en teoría no tiene vela en este entierro al no ser diputado, pero al que permitirán sentarse en la bancada mientras se mantenga callado, y que lleva semanas buscando foco desesperadamente, no ha parado de lanzar alarmas y pronosticar «una profundísima crisis económica». Que al ser estrictamente española, no tendrá nada que ver con la europea, ni con nada exterior. Por la debilidad del Gobierno, en efecto. Que en tanto que débil y flojeras, es por definición el principal riesgo para la economía.

La economía no es para blandengues, sino para tipos muy robustos con piernas como columnas y cuello de toro. Esto es un axioma indiscutible para el señor Feijóo, y tan antiguo que no vale la pena explicarlo. Los débiles no deben meterse en asuntos económicos serios, y dónde se ha visto que los fuertes no manden. No sabemos si el líder del PP tiene algún axioma más, pero de ser así ha decido no usarlo, y concentrar en la debilidad del Gobierno, y la profundísima crisis económica que generará, todo el debate sobre el estado de la nación. No podrá decir nada, pero la tele le enfocará mucho, y para hablar ya tiene a la iracunda Cuca Gamarra. Y en fin, ahora que ya conocen el estado de la nación (enajenado), hagan lo que prefieran. Al gusto.